Esta semana ha sucedido un evento crucial, cuya gravedad pasa desapercibida por las presiones sobre los medios de los enemigos de una España de libres, iguales y solidarios. Sin embargo, con la verdad por delante, nos sentimos obligados a hacerles reflexionar sobre lo que muestra y delata lo acaecido. Resulta que en la región gallega, en este momento, disponen de cierto equipamiento, de ciertos instrumentos esenciales para combatir la pandemia, ociosos, de los que Madrid, colapsado y desbordado, carece. Lógicamente se trasladará ese equipamiento desde Galicia a Madrid. Un acto rutinario y evidente, y sin mayor comentario, en cualquier Nación, Estado o Patria en el mundo civilizado democrático conocido. Es una decisión de gestión meramente técnica. Y llegamos a España.
Por razones que desconocemos, y más tarde hablaremos de ello, el Señor Feijoo se ha visto responzabilizado de esta movilidad del equipamiento. Y aquí sucedió el horror. Resulta que algunos politicastros, miserables dónde los haya, reprocharon a la Junta de Galicia haber “cedido” los equipamientos a una lejana autonomía “rival”.
Cómo si los equipamientos fueran “gallegos” y no españoles, cómo si la solidaridad no existiese en nuestra democracia y nuestra Constitución, cómo si estuvieran hablando de la tribu enemiga. Reflexionen un momento, un segundo, sobre la asquerosa inmoralidad que representan, sobre el paroxismo de miseria humana a la que ha llevado a algunos nuestro sistema educativo. El propio Señor Feijoo tuvo una frase clara que expresaba perplejidad : “¿Pero en qué modelo de Estado creen Uds?”. La respuesta es tristemente neta: el que les han enseñado, criminalmente, en la mayoría de las escuelas.
En este punto debemos agradecer y felicitar al Señor Feijoo su reacción, e incluso indignación. Quienes nos siguen saben que no vemos la política como él, todo lo contrario, es de los políticos de los que más nos distanciamos, pero en este punto y hecho, proclamamos que ha tenido una reacción impecable y loable que todo español le ha de reconocer.
Y volvamos a la visión de España. Es la otra tragedia de esta noticia. En estado de alarma, el Señor Feijoo, ni la Señora Ayuso, tienen nada que ver en la reubicación de los medios y recursos públicos escasos para asegurar el interés general. El estado de alarma, y su consiguiente centralización de decisiones claves, se crea para que el Gobierno de la Nación, es decir de todos los ciudadanos españoles, analice, estudie y deduzca la mejor utilización y aprovechamiento de los recursos nacionales (nunca regionales) para un bien superior, en este caso SALVAR VIDAS. Es decir, llevar recursos ociosos adonde son necesarios, y operar el traslado protegidamente por las FFSS del Estado debe ser decisión del Ministerio de turno y operado bajo la responsabilidad del gobierno de la Nación. Los Presidentes autonómicos, educadamente, deben ser informados, pero no han de pintar nada. Por eso también sobran los agradecimientos amables de la Señora Ayuso a Murcia, Andalucía o la región que sea. Y NO digamos la aberración que supone que cada Comunidad vaya mendigando a otras solidaridad como si estuviéramos hablando con China o Chequia. Esa idea supone, lisa y llanamente, la inexistencia de España como Nación de ciudadanos. Si a esto hemos llegado, imaginen Uds. lo que habrá que cambiar radicalmente tras la pandemia. O desaparecer.