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NOVEDAD EN PLANETA

Un hombre decente

Un hombre decente

· Por Gabriel Cortina

Novedad para quienes disfrutan de las novelas de espionaje y lectura recomendada para este tiempo de confinamiento. "Un hombre decente" es la última obra de John le Carré (pseudónimo de David J. Moore), y sitúa el argumento en un contexto actual, con el Brexit del Reino Unido, Trump en la Casa Blanca, los problemas de la Unión Europea y las acciones de desinformación rusas. Como telón de fondo, esa generación de espías y analistas que se formaron en la Guerra Fría y hoy ya están en las puertas de la jubilación, o por lo menos, de relativizar más todo lo que ocurre en esa realidad paralela que a veces muestran los medios de comunicación y que configura uno de los elementos que sostiene la seguridad nacional.


Aparecen en escena las agencias de Alemania, de Rusia, de Estados Unidos y la británica. Lo bueno de las novelas de Le Carré es que sus personajes son reales como la vida misma: burócratas, jefes que han perdido toda la ilusión, fallos y retrasos, informes defectuosos, políticos y funcionarios preocupados por su carrera profesional y algo más, vidas paralelas de dudosa moralidad, agentes que siguen teniendo fe en su país y otros que creen en la maldad de ese enemigo invisible, operaciones encubiertas exitosas y reclutadores con más o menos éxito.
El argumento es el siguiente: Nat, un veterano de cuarenta y siete años de los servicios secretos británicos, cree que su actividad profesional en la agencia ha concluido. Está de vuelta en Londres con su mujer, la resignada y cómplice Prue. Pero con la amenaza creciente de Moscú, su oficina tiene otra misión para él, ya que aprendieron el oficio en la Alemania comunista de los tiempos del Muro de Berlín, buenos tiempos para el espionaje. Se trata de hacerse cargo de una difunta subestación de Londres con un desorganizado y apático grupo de agentes. El único destello de luz en el equipo es la joven Florence, ejemplo de pensamiento creativo y voluntad, que tiene la mirada puesta en el Departamento Rusia y en un oligarca ucraniano involucrado en actividades sospechosas. Insiste en que hay que hacer todo lo posible por seguirle, por dedicar equipos y recursos, porque detrás de él están los servicios de inteligencia rusos.
Además de espía, Nat es jugador de bádminton. Su habitual contrincante de los lunes por la tarde en el club tiene la mitad de años que él, pero juega muy bien. Es el introspectivo y solitario Ed, que critica el Brexit, no le gusta Trump y detesta su trabajo en una impersonal agencia de medios de comunicación. Un día Florence dice que todo se acabó y llega la escena de un almuerzo. No espere el lector persecuciones encubiertas, tiros en las calles, fiestas lujosas para seducir, secuestros o complejas operaciones con drones y satélites en tierras lejanas. Todo lo contrario; es en lo cotidiano donde se va tejiendo el interés, con un ritmo lento, pero intenso por lo que se va fraguando. Como aspecto a resaltar, se muestra muy bien el proceso de reclutamiento y de cultivo de fuentes, que Nat conoce por experiencia. Y las sorpresas aparecen cuando ciertas escuchas telefónicas tengan un acento y un tono conocidos, de lo que parece una amistad de hace ya muchos años.
John le Carré nació en 1931. Antes de trabajar en los servicios de inteligencia británicos durante la Guerra Fría, se formó en las universidades de Berna y Oxford, y ejerció la docencia en Eton. En 1960 fue trasladado al MI6, los servicios de inteligencia extranjeros, y trabajó encubierto como Segundo secretario en la Embajada Británica de Bonn (Alemania). Fue entonces cuando descubrió su pasión por la escritura, y publicó Llamada para el muerto (1961) y Asesinato de calidad (1962), antes de escribir El espía que surgió del frío, reconocida unánimemente como una de las grandes novelas del siglo XX. La obra lanzó su carrera como novelista y le Carré abandonó en 1964 el servicio para consagrarse a la escritura.


Ficha técnica:

Un hombre decente
John le Carré
Editorial Planeta
367 páginas
Edificio de los servicios secretos británicos, al borde del Támesis.
Edificio de los servicios secretos británicos, al borde del Támesis.
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