Todas las naciones están cuidando el frente informativo/propagandístico, desde Trump a Merkel, citando a Bolsonaro, Macron o Costa, por ejemplo. Cada una contando con la cultura y las estructuras que son propias de su Nación. Y unos consiguen un resultado positivo, otros menos. Pero para nada es condenable que el Gobierno de España también dedicara esfuerzos en ese frente. También es su deber.
Técnicamente, existe el problema de saber qué minimizar o incluso ocultar temporalmente. Tal vez nuestro Gobierno hubiera tenido que explicar desde el principio que las cifras de muertos proclamadas era una cifra técnica, útil para controlar la pandemia, y muy distinta de la cantidad total de decesos por el virus, materialmente incalculable, tal vez hubiese sido bueno que informara sobre el número de camas o UCIs disponibles en todo momento en cualquier lugar de España, tal vez…Sin duda habrá cometido errores, que sólo ocultan la realidad por corto tiempo. Comprensible, a nuestro juicio, es muy bisoño.
Pero el problema, muy grave, ha sido otro. El Gobierno ha aprovechado la situación para realizar propaganda partidista y ocultar en lo posible decisiones que nada tienen que ver con la pandemia. De manera burda e inepta, como todo lo demás que hace, pero de manera muy lesiva para el bien común. De manera que ha generado una fuerte reacción democrática en contra y aumentado la desconfianza. Y eso en un Gobierno que ya había mentido tanto (“Iglesias me quita el sueño” ¿recuerdan?) que era el que menos confianza generaba en toda Europa desde antes de la pandemia.
El problema es que el Gobierno pronto olvidó su interés por motivarnos contra la pandemia y animarnos en momentos de sacrificios inevitables, para diseñar una campaña propagandística de los Partidos del Gobierno y un intento, torpísimo, de controlar los mensajes críticos al Gobierno y sofocarlos por tierra, mar y aire. El problema es que el Gobierno cree más en el panfleto que en la formación, cree más en el libelo que en la información, y sobre todo cree que sólo han de circular panfletos y libelos que le convienen.