Continúa la guerra en Siria. Lejos de apagarse el sonido de armas se han multiplicado los ataques de todos los contendientes. Diez años de guerra civil que se han cobrado 400.000 muertos y donde cinco potencias globales y regionales se disputan el territorio en busca de sus beneficios particulares, mientras mas de 6 millones de personas sufren el refugio en el exilio y otros 6 millones son desplazados internos por los incesantes combates.
En República Centroafricana la situación del conflicto que comenzara en 2013 se ha recrudecido este año y actualmente existen zonas que están viviendo una guerra abierta. El 20% de la población se encuentra fuera de sus hogares en una migración interna como desplazados de la guerra, malviviendo y vagando sin apenas ayuda internacional, mientras más del 50% pasa hambre. Los niños son forzados a trabajar como soldados, cocineros o esclavos sexuales en uno de los conflictos más sangrientos y opacos de los vividos en los últimos años.
La Guerra en Sudán del Sur ha generado la desnutrición aguda de la población, entre ellos más de 2 millones de niños y millones de personas adultas deambulan por el país sin saber donde quedarse. Las violaciones y agresiones sexuales se han multiplicado como botín de guerra, sin hacer distinciones con menores. Conocido como el último país reconocido por Naciones Unidas, su sistema de salud es prácticamente inexistente y no cuenta con ningún recurso para atender a la población ni en alimentación, ni en cuidados sanitarios, ni en educación. Sudán del Sur vive sumido en una crisis bélica permanente con acciones de “tierra quemada” que pone en peligro su propia existencia.
La guerra civil en Yemen continúa su escalada a pesar del ramadán y el coronavirus. Las fuerzas separatistas del sur acaban de declarar la autodeterminación y los ataques se han recrudecido. Las fuerzas gubernamentales, con el apoyo directo de Arabia Saudí, continúan bombardeando y masacrando a los rebeldes del sur. Cientos de miles de yemeníes viven con el horror de la guerra y padeciendo hambruna y enfermedades graves, a las que se suma la COVID-19 que ya ha dejado sus primeras victimas en todo el territorio.
Por último, y dejando sin nombrar varios conflictos de baja intensidad, quisiera detenerme en la reaparición con fuerza de Estado Islámico. El ISIS, aprovechando con inteligencia la centralidad mundial de lucha contra el coronavirus, se ha ido recomponiendo y habilitando miles de células de nuevos combatientes yihadistas en varios países, entre ellos Nigeria, Mali, Burkina Faso y Níger. También se filtra sus nuevas estructuras en occidente, especialmente en Europa y Estados Unidos, donde la centralidad de la pandemia deja algunos resquicios que propiciarán su reaparición violenta en el futuro inmediato.
Lejos de aceptarse las propuestas de la ONU sobre el cese el fuego en todos los conflictos armados, las partes beligerantes aprovechan la coyuntura para rearmarse, definir nuevas estrategias y asestarse duros golpes entre los contendientes. Conflictos que no debemos olvidar en estos momentos de grave crisis mundial.