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A TORO PASADO

¿Moción de censura o de impostura?

¿Moción de censura o de impostura?
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· Por Sara López Martos, experta en protocolo y relaciones públicas (*)

domingo 25 de octubre de 2020, 08:35h
El pasado 29 de septiembre, Vox registró una moción de censura que acaba de ser debatida en el Congreso. Se trata de la quinta moción de censura que se inscribe desde la restauración democrática. Desde el inicio, parecía ser la moción con menor apoyo hasta la fecha ya que el Partido de Santiago Abascal no había recabado el apoyo de los otros partidos de la derecha y el centro-derecha. Conociendo, a fecha de hoy, el resultado de dicha moción de censura me gustaría dedicar este artículo a dar respuesta a una pregunta que estoy segura de que muchos de ustedes se han planteado: ¿Tenía sentido debatir una moción de censura en plena crisis sanitaria?

Sin duda, la moción de censura de Vox estaba herida de muerte desde el principio. No sólo pecaba de pocos apoyos, sino que, además, la formación política se había encontrado con serios problemas para encontrar a un candidato a Presidente del Gobierno. Hay que recordar que, en España, la moción de censura es constructiva, lo que implica que la misma debe incluir un candidato a la Presidencia del Gobierno[1]. Los dirigentes de Vox intentaron contactar durante el verano con políticos veteranos de otras formaciones de centro-derecha (y hasta socialistas) para que se convirtieran en Presidente de “consenso” con la única misión de convocar elecciones. Sin embargo, no encontraron ningún candidato dispuesto a aceptar tal papel. Por esta razón, tuvo que presentarse como candidato el propio Santiago Abascal.

Autores como Martínez Sospedra o García de Enterría defienden que nuestra Constitución de 1978 otorga preminencia al Ejecutivo frente al Parlamento, que cuenta con una serie de instrumentos de control como son la moción de censura, la cuestión de confianza o las interpelaciones. De hecho, tanto la moción de censura como la cuestión de confianza se definen como dos mecanismos constitucionales de práctica de la responsabilidad política. Sin embargo, ¿realmente ha sido el mejor instrumento de control? ¿Qué ha movido al Señor Santiago Abascal a plantear una moción de censura en plena segunda oleada de coronavirus?

Los militantes de Vox han justificado la moción de censura por “la mala gestión del Gobierno de Pedro Sánchez”. Hasta ahí, desde el punto de vista constitucional, todo es correcto ya que la moción se emplea para atacar la mala gestión del Gobierno. Sin embargo, durante el debate hemos podido ver cómo varios de los intervinientes en el mismo alegaban que el único motivo para plantear una moción de censura en estos momentos era para ganar protagonismo y centrar toda la atención (sobre todo en la persona de su Presidente, Santiago Abascal). Así mismo, se especuló con el deseo del propio Abascal de concentrar todo el voto de la derecha, anulando de este modo al PP. Como he mencionado unas líneas más arriba, la moción de censura es constructiva. Esta condición se fijó para evitar que la moción de censura se convirtiera en un arma de lucha política. Sin embargo, una vez transcurridos los debates, tengo serias dudas sobre los motivos que han llevado a plantear dicha moción.

Me sorprende el hecho de que mientras la doctrina francesa defiende que se puede amenazar con una moción de censura pero no se debe utilizar porque sus efectos destruyen a medio y largo plazo a aquel que la interpone, Santiago Abascal dejó entrever que a lo largo de estos más de 40 años de democracia todo aquel que ha interpuesto una moción de censura ha acabado en el Gobierno. Por lo que, leyendo entre líneas, esperaba la misma suerte para su partido y, sobre todo, su persona. ¿Acaso no se acuerda de Antonio Hernández Mancha? Éste fue el máximo dirigente de la antigua Alianza Popular durante un fugaz periodo (de 1987 a 1989) que interpuso una moción de censura en 1987 contra el entonces Presidente del Gobierno de España, Felipe González, que no prosperó.

Viendo los dos días de debate me vino a la mente una frase de Friedrich Nietzsche: “Un mismo texto permite infinitas interpretaciones”. Si me permiten la licencia, yo modificaría ligeramente esta frase de la siguiente manera: “Una misma realidad permite infinitas interpretaciones”. Me sorprende como cada cual acomoda la realidad a su propio interés. Llega un momento en el que una tiene la sensación de estar viviendo en una dimensión paralela en la que un mismo hecho se vive de forma muy diferente. Además, en ocasiones, el tono empleado en los discursos ha resultado tan cruel que he llegado a pensar que tan solo basta con rascar un poquito la superficie para que aparezca la verdadera naturaleza del ser humano tal y como afirmaba Arthur Schopenhauer[2]

Tras la intervención de Pablo Casado, Presidente del PP, son muchos los que han tildado de discurso histórico en el que el líder del PP se ha desmarcado rotundamente de Vox. El tono empleado en su intervención ha descolocado a Santiago Abascal y ha cogido por sorpresa a los miembros del Ejecutivo. A pesar del secretismo de Pablo Casado en torno a cuál sería la decisión de su partido, en los corrillos se apostaba por el NO a la moción de censura. De hecho, Santiago Abascal reconoció que se esperaba que el PP no votara a favor de la moción de censura, lo que no se esperaba era el tono del discurso en el que el líder del PP ha tildado la moción de “moción de impostura” incurriendo hasta en el ataque personal al afirmar que Vox representa la “España a garrotazos, la de las trincheras”, comparando el proyecto de Vox como un “engendro antiespañol”.

Las cifras son claras: 52 votos a favor y 298 votos en contra[3]. Se ha tratado de la moción de censura con menos apoyos desde la restauración democrática. Vox y Santiago Abascal se han quedado aislados. Por un lado, el PP ya ha puesto las cartas sobre la mesa, desmarcándose por completo de la extrema derecha. Parece ser que Pablo Casado ha dado un golpe sobre la mesa, saliendo así de la senda de la connivencia con Vox. El tiempo dirá si el PP acaba erigiéndose como oposición al Gobierno con su programa de gobierno moderado, más centrista y proeuropeo. Su discurso, aparte de ser aplaudido por las diferentes formaciones políticas, incluidos los miembros del Ejecutivo, ya ha tenido resultados: Pedro Sánchez ha tendido su mano para retomar desde cero las negociaciones sobre la reforma del Consejo General del Poder Judicial. Igualmente, la moción de censura ha acabado por reforzar el Gobierno de Pedro Sánchez que ha conseguido un balón de oxígeno de cara al futuro debate de los Presupuestos Generales del Estado. El gran perdedor de esta moción ha sido Santiago Abascal y, por extensión, Vox. Realmente no era el momento. Los españoles estamos cansados y abatidos, la incertidumbre que planea sobre el futuro hace que no veamos con buenos ojos cómo nuestros representantes políticos se enzarzan en una discusión estéril como si estuvieran en un patio de colegio. Lo que necesitamos es unidad y entendimiento, no al contrario.

  1. Art. 113.2 de la CE: “La moción de censura deberá ser propuesta al menos por la décima parte de los Diputados, y habrá de incluir un candidato a la Presidencia del Gobierno”.
  2. Arthur Schopenhauer: “Rascad al hombre civilizado y aparecerá el salvaje”.
  3. El artículo 113.1 de la CE establece que: “El Congreso de los Diputados puede exigir la responsabilidad política del Gobierno mediante la adopción por mayoría absoluta de la moción de censura” (176 votos).


(*) Sara López Martos es Licenciada en Economía por la Universidad de Barcelona (UB) y Bridgewater College, Virginia (EEUU), Master en Protocolo, Organización de Eventos y Gestión de Congresos y asesora Experta en Organización de Eventos Institucionales, Congresos y Presentaciones Corporativas.
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