Existen 3 tipos de seguros fundamentales: los personales, los patrimoniales y los de prestaciones de servicios con múltiples coberturas entre las que podemos elegir la que más se adapte a nuestras necesidades. ¡Veamos algunas de las más comunes!
- Seguro de vida: esta modalidad de seguro es de las más comunes y su objetivo no es otro que dotar de seguridad económica en caso de fallecimiento (por causa natural, accidente…) o incapacidad (ya sea parcial o absoluta) de la persona asegurada a sus beneficiarios.
- Seguro de salud: este tipo de seguro proporciona al asegurado una cobertura sanitaria en caso de sufrir alguna dolencia o enfermedad. Es un contrato de pago, generalmente, mensual a cambio de que la compañía aseguradora costee parcial o totalmente los gastos derivados de una asistencia médica.
- Seguros de coche: los seguros de automóvil obligatorios tienen como funcionalidad principal cubrir los gastos a terceros derivados de un accidente (y los propios, en función del tipo de seguro contratado). El seguro a todo riesgo, seguro a terceros y seguro a terceros ampliado son las tres modalidades principales y, en función de cuál de ellas se contrate, se cuenta con unas u otras coberturas siendo, siempre, el seguro a todo riesgo la opción más completa.
- Seguro de hogar: incendios, terremotos, lluvias, hurtos, rotura de tuberías…Este tipo de seguros hace frente a los desperfectos producidos tanto en la vivienda como en los bienes que se encuentren dentro de ella y se hace cargo de los costes materiales y de mano de obra que se produzcan en estas y otras situaciones.
- Seguro para mascotas: esta modalidad tiene como fin proteger a los animales de compañía si se produce algún extravío, robo o accidente en los que se vieran directamente afectados. Muchos de estos seguros, además, dan cobertura a todos aquellos daños producidos por las propias mascotas.
- Seguros de dependencia: da soporte a toda aquella persona que requieren asistencia personal como consecuencia de algún tipo de limitación (tanto física como psíquica).
- Seguro de crédito: es todo aquel servicio destinado a indemnizar a los empresarios que sufran las pérdidas producidas por insolvencia de los deudores (quiebras, cesación de pago con acreedores…), entre otros.
- Seguro de defensa jurídica: este tipo de seguro está diseñado para proteger los asuntos legales tanto de empresas como de particulares. Entre sus funciones está la de facilitar toda la gestión jurídica y documental que pudiera derivarse de un proceso de estas características.
- Seguro de empresa: toda compañía con personas a su cargo está obligada a disponer de un seguro que dote de protección tanto a sus empleados como a los materiales derivados de su actividad. Las coberturas fundamentales de un seguro de negocio es la responsabilidad civil y los accidentes laborales.
- Seguro multirriesgo: explosiones, incendios, goteras, rotura de cristales, robos…de todo. Este tipo de seguro se caracteriza por dar cobertura a riesgos varios. Todo, dentro de una misma póliza.
Esto son solo unos ejemplos de una lista interminable de tipologías de seguros que tenemos a nuestra disposición. Sin embargo, el objetivo es común y único: protegernos frente a los imprevistos del día a día y darnos soporte, no sólo económico, ante cualquiera de ellos. La clave está en saber elegir, de entre todos, cuál es el que más se adapta a nuestras necesidades y, por encima de todo, cuál es la compañía en la que vamos a depositar nuestra confianza.