Pese a que el primer contacto oficial entre China y EEUU estuvo marcado por la “dureza” de sus conversaciones, Pekín quiere evitar conflictos en la nueva etapa de Joe Biden e incluso ha validado como “útiles” estas pláticas, sobre todo por los numerosos intereses que encierran las dos primeras potencias mundiales, mientras, por otra parte, Estados Unidos y Rusia van camino de reeditar la Guerra Fría tras llamar el presidente estadounidense “asesino” al máximo dirigente ruso, Vladimir Putin, lo que simboliza cómo van a ser las relaciones de Washington con Moscú.
Joe Biden quiere lo antes posible dar carpetazo a la política exterior estadounidense de Donald Trump, la cual, entre tuits y numerosas improvisaciones, sirvieron en bandeja a Pekín y Moscú para hacer y deshacer a su antojo todo lo que estratégicamente les interesaba, dado que EEUU estaba inmerso en sus políticas unilaterales que dificultaban el entendimiento con el resto de la comunidad internacional con unas políticas económicas a favor del proteccionismo y en contra del multilateralismo que repercutían en la estabilidad mundial.
En suma, Trump llevó a EEUU a un debilitamiento internacional de graves consecuencias para la estabilidad mundial y ahora Biden lo único que ha hecho esta semana ha sido dar un aviso serio a rusos y chinos, pero sabiendo que un enconamiento agresivo con Pekín y un enfrentamiento severo con Moscú tampoco solucionarían los problemas actuales del mundo.
Biden quiere reconducir sus alianzas diplomáticas para reforzar la influencia de EEUU en el mundo que prácticamente con Trump perdió por completo en el tablero internacional. China va camino de convertirse en la primera potencia mundial, pero en este primer encuentro de Anchorage (Alaska, EEUU) los chinos se llevaron una reprimenda que no esperaban pese a las malas relaciones que Pekín tenía con Trump, quien acusó a China de haber propagado “el virus chino” por el mundo y la nefasta guerra comercial que ambos países sostuvieron.
China, cuyo presidente Xi Jinping fue uno de los últimos líderes mundiales en felicitar a Biden por su reciente victoria electoral, siempre le agradeció a Trump que no tocara el asunto de los derechos humanos o que pasara de temas como los de Taiwán, Tíbet o Hong Kong o de la situación de Xinjiang o los litigios del mar de la China Meridional y Oriental. Biden parece que no está dispuesto a pasar por alto todas estas observaciones, las cuales pueden minar las relaciones entre los dos países, pero llegar a una situación de alto voltaje, como ha ocurrido frecuentemente con Trump, no parece que vaya a producirse.
China, con su economía en mejor estado de reserva que el resto de la comunidad internacional tras controlar la pandemia de un virus que le ha permitido introducirse en el mercado farmacéutico, siempre dominado por India y compañías occidentales, explota su diplomacia de las vacunas que facilita gratuitamente a unos 70 países del mundo, en especial en África y Latinoamérica, y con ello su pragmatismo fortalece al gigante asiático. No obstante, “no buscamos conflicto, sino una rígida competencia”, matizó el consejero de Seguridad Nacional estadounidense, Jake Sullivan, en el encuentro de Alaska.
La nueva etapa de Biden acaba de comenzar. China no quiere conflictos. Alaska ha sido una primera reunión, pero habrá más y con seguridad EEUU quiere mostrar la fuerza que despareció con Trump. Un buen primer aperitivo entre las dos primeras potencias mundiales que servirán, pese a llamarse de todo, para la primera cumbre virtual que los dos líderes mantendrán el próximo día 22 de abril, el Día de la Tierra. La guerra por controlar el mundo cada vez está más abierta.
Por otra parte, el auténtico auge de la Guerra Fría que se vivió entre la antigua URSS y Estados Unidos quedó bien reflejado con la crisis de los misiles cubanos en 1962, pero tanto Nikita Jruschov como John Fitzgerald Kennedy evitaron lo que pudo ser la Tercera Guerra Mundial. Joe Biden acaba de llamar “asesino” a Vladimir Putin. El recuerdo de la tensión de ese periodo histórico ha sido portada ahora en toda la prensa mundial.
Sin embargo, no hay que olvidar que realmente la Guerra Fría todavía no ha desaparecido de forma absoluta al seguir dividida la península coreana a consecuencia del final de la Segunda Guerra Mundial, dado que Japón colonizó el país, luego repartido entre rusos y americanos de norte a sur, una división que sigue tal cual en 2021.
El presidente de EEUU, Joe Biden, dijo que Vladimir Putin va a “pagar” por la supuesta injerencia rusa en las elecciones estadounidenses, lo que niega Moscú señalando que no se inmiscuyó en los comicios de noviembre pasado, pero la desconfianza entre Rusia y Occidente ha ido en aumento en los últimos años.
La ocupación en 2014 de Crimea en la península ucraniana ha contribuido a cambios estratégicos en Oriente Medio que inquietan a Occidente. La “guerra” sigue. EEUU ha impuesto sanciones a Rusia y ha condenado la prisión del líder opositor Alexéi Navalni. Rusia no quiere que nadie meta sus narices en sus políticas, pero la comunidad internacional acusa a Moscú de no cumplir con los compromisos internacionales, aunque recientemente se ha visto favorecida por los acuerdos entre EEUU y Rusia de prorrogar por cinco años más el tratado Nuevo START que limita el número de armas nucleares estratégicas.
¿Puede desarrollarse una nueva Guerra Fría entre EEUU y Rusia? Los “halcones” de la política estadounidenses, es decir, colaboradores de Biden, son más “palomas” desde el punto de vista político, los tiempos son otros. Sí es cierto que con Biden en la Casa Blanca no todo será como era con Donald Trump en sus relaciones con la Rusia de Putin.
Biden incluso ha ido aún más lejos cuando ha pedido a las empresas que participan en la construcción del gasoducto Nord Stream 2 que abandonen “inmediatamente” el proyecto, destinado a suministrar gas ruso a Alemania e incluso el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, dijo esta semana que cualquier entidad vinculada al Nord Stream 2 corre el riesgo de ser sancionada por EEUU y debe abandonar inmediatamente su trabajo en el gasoducto. Y echó más lecho al fuego afirmando que Nord Stream 2 es un “mal acuerdo” para Alemania, Ucrania y el resto de Europa Central y del Este.
En Rusia, las palabras de Biden cayeron muy mal. El presidente estadounidense insultó a los ciudadanos rusos, dijo el presidente de la Cámara baja del parlamento (Duma) Vyasheslav Volodin. “Putin es nuestro presidente y un ataque contra él es un ataque contra nuestro país”, matizó Volodin.
Las relaciones entre Rusia y Estados Unidos se ven constantemente afectadas por crisis, desde Ucrania a Siria, pasando por las acusaciones de injerencia electoral, de espionaje o ciberataques. EEUU podría poner más sanciones a Rusia. La guerra continúa abierta, pero un recrudecimiento de la Guerra Fría como en los años sesenta no se dará por ahora.
Eso sí, el verdadero desafío del siglo XXI para Estados Unidos es China. Rusia es enorme, con un arsenal nuclear inmenso, pero Pekín combate ya con Washington por liderar el mundo.