Entonces, Guarín se vistió con un traje político doble: uribista y godo laureanista y como un buen trapecista de circo ingreso a la Corporación Pensamiento Siglo XXI que defiende los ideales políticos del extinto, Álvaro Gómez Hurtado. Y fue en aquel transito cuando escribió un artículo de prensa que causo revuelo cuando dijo: “No todos los uribistas son paramilitares, pero todos los paramilitares son uribistas”.
De manera que con esa movida al estilo del Chapulín Colorado le permitió aterrizar de un salto con polea en la Procuraduría del ultragodo, Alejandro Ordóñez, luego como un experimentado y curtido malabarista de la escuela del ex fiscal, Néstor Humberto Martínez Neira, se convirtio en asesor en temas de seguridad de la campaña del Presidente Iván Duque y termino nombrado Consejero presidencial de Seguridad Nacional.
Este es el perfil del Consejero de seguridad del gobierno de Duque, quién ha demostrado no tener escrúpulos políticos para conseguir un cargo burocrático o ganarse unos buenos pesos y como dicen los manitos por la lana bailan los chihuahuas. Su nueva movida es que sin pruebas responsabilizó a la llamada primera línea del paro de la quema del Palacio de Justicia de Tuluá. Confieso que cuando escuche las declaraciones de Guarín en la W no salía del asombro, porque sin demostrar una solo prueba acusó a los jóvenes de ser los autores de la quema del Palacio de Justicia de Tuluá. Expresó que no tenía pruebas, pero que los hechos no necesitan esperar a investigaciones y que la quema fue "una en respuesta a la marcha de los caleños que salieron con camisetas blancas a condenar la violencia y a pedir que se levanten los bloqueos". Camisetas blancas que simbolizan a los caleños que levantaron a plomo la Minga Indígena.
En su criterio, “el ataque fue otro de los actos “heroico” de la primera línea: delincuentes organizados, entrenados y armados para destruir, aterrorizar, generar zozobra y miedo en la ciudadanía” y acusó senador de la oposición, Gustavo Petro, que “desde su bancada se promueve, se estimula, se apoya, se financia, se justifica y se legitima a la primera línea”. Todo un libreto delineado para desviar las investigaciones, ocultar los verdaderos responsables, deslegitimar las protestas y colgarles a los jóvenes lápidas sobre sus hombros y dar la orden que los asesinen y los desaparezcan.
Las conclusiones de Guarín hacen parte de los planes del gobierno de crear las condiciones para decretar la conmoción interior e implantar un régimen del terror al estilo de Maduro y Ortega en sus países. Por eso surgen unos interrogantes ¿Quiénes se benefician con la quema de los expedientes de las investigaciones sobre los procesos de restituciones de tierras en Tuluá y otros municipios del Valle que se llevan en los juzgados de aquel complejo judicial? ¿Qué políticos, ganaderos, paramilitares, empresarios azucareros, narcotraficantes, estudiantes o líderes del Comité del paro les interesaba quemar aquellos expedientes?
¿Será que el Castrochavismo, el comunismo, Maduro, Ortega, Márquez o los elenos tenían interés en quemar esos expedientes? Conclusión: interesante que la gente comiencen a examinar todos los móviles detrás de la historia del incendio del Palacio de Justicia de Tuluá para que eviten ser víctimas de manipulaciones políticas.