La SEEDO (Sociedad Española de Estudios de Obesidad) retoma sus grandes foros en la era post-covid 19 y volverá a reunir, en este caso en Málaga, a miles de profesionales interesados en el estudio y el tratamiento de la obesidad. Será el XVI Congreso anual y se realizará durante los próximos días 17 al 19 de noviembre. Dietistas y nutricionistas, enfermeros, psicólogos, profesionales de la actividad física, educadores e investigadores clínicos y básicos, y hasta coaches, plantearán los diversos focos de lucha contra una de las enfermedades silenciosas del siglo XXI. Hablamos con Rafael Gómez y Blasco, presidente de la Asociación Médica Hispanocolombiana y una de las eminencias en la materia.
¿Hasta qué punto ha incrementado el covid-19 nuestra preocupación general por la salud?
La percepción a nivel mundial de ser vulnerables ante la presencia de un virus, que puede llegar a ser grave y mortal en muchas ocasiones, que no discrimina su virulencia incluso en los países del primer mundo, ha hecho que cada día más personas estén atemorizadas ante la posibilidad de contraer la enfermedad y padecer sus graves consecuencias. Sin embargo esto también ha traído un descuido en la prevención y el control de otras enfermedades que siguen teniendo tasas muy altas de morbimortalidad a nivel mundial. Enfermedades cardiacas, pacientes oncológicos, con patologías renales y también muchos pacientes con enfermedades no transmisibles como la diabetes no están teniendo el control que deberían.
¿Cuáles son los objetivos del Congreso de Málaga?
Básicamente el ojetivo de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, SEEDO es insistir en la importancia que el sobrepeso y la obesidad tienen como factores de riesgo cardiovascular siendo una de las principales epidemias dentro de las enfermedades no transmisibles y además siendo un predictor grave de riesgo y de mortalidad cuando se asocia con el COVID-19. Al ser un problema global la cedo ha invitado a participar en un simposio internacional a la Federación centroamericana y del Caribe de Sociedades de Obesidad, FECCOM, y a la Federación latinoamericana de sociedad de obesidad, FLASO. La idea es ampliar nuestros objetivos comunes y aumentar nuestra colaboración conjunta, para la prevención de este gravísimo problema.
¿Fomentan o luchan los medios de comunicación y la publicidad, con sus valores, contra la obesidad?
En los últimos años si existe un cambio de tendencia en la que las grandes marcas así como también las grandes campañas publicitarias tienen muy en cuenta este problema. Debemos incidir de todas formas en que existen modelos y prototipos de individuos que se convierten en cánones de belleza sin que exista justificación válida científica o contrastada ante determinados productos o estilo de vida.
¿Es posible y eficaz educar contra la obesidad?
Sabemos que es posible en España llevamos realizando muchos programas de educación desde la infancia. Lo que quizás nos está faltando es una mayor influencia de las administraciones públicas de todos los signos políticos para que se den cuenta de la magnitud y de la gravedad del problema.
¿Cómo afecta la obesidad a nuestro desarrollo personal e incluso profesional?
La obesidad además de ser uno de los factores de riesgo cardiovascular más importantes se constituye en un verdadero estigma social. En la infancia y en la adolescencia provoca importantes efectos psicológicos que van en detrimento directo del desarrollo del joven y del adolescente. En la edad adulta puede significar una carga importante de cara al desarrollo personal y profesional del individuo.
¿Se está logrando frenar la tendencia tan peligrosa de crecimiento de la obesidad infantil?
La respuesta es no, taxativamente no. La prevalencia de la obesidad a nivel global no ha parado de aumentar en los últimos 30 años especialmente en Latinoamérica Norteamérica y Europa. Desde 1980 la obesidad se ha multiplicado por dos en prevalencia y actualmente se estima que hay 671 millones de personas que padecen este problema la mayoria de los cuales sufren obesidad desde la infancia o la adolescencia.
¿Es contagiosa la obesidad?
De manera directa y como concepto diríamos que no. Pero no debemos olvidar un componente genético muy importante en esta patología, quizás donde la influencia es mayor es en los factores ambientales que favorecen y agravan esta situación metabólica.
¿Somos conscientes para el desarrollo de la persona de la importancia de hacer algo de ejercicio físico?
Este es otro punto de vital importancia. El ejercicio físico que debe realizar el paciente con sobrepeso y obesidad debe ser pautado por un especialista, no debe llevarse a cabo de manera indiscriminada, no se puede utilizar para quemar calorías de manera desorbitada. Los especialistas recomendamos el ejercicio físico para mejorar la resistencia a la insulina, favorecer la actividad cardiovascular y la oxigenación celular. Su recomendación por tanto debe ser hecha por profesionales y controlada en todo momento para evitar lesiones que lo que van a provocar es un retraso importante en la mejoría metabólica esperada.
¿Cuáles son los próximos retos en la lucha contra la obesidad?
Consideramos que los más importantes son la prevención y la educación por todos los medios posibles en la primera infancia y en la adolescencia para evitar que nuestros niños obesos se conviertan en pacientes obesos. Evaluar las nuevas pautas de farmacoterapia, de nutrición, de cirugía y de nuevas investigaciones que puedan reducir o minimizar los daños que esta grave pandemia provoca a la humanidad. Instar de manera clara concisa y absoluta a todas las administraciones y gobiernos del mundo a considerar el sobrepeso y la obesidad un gravísimo factor de riesgo que como hemos visto con la pandemia del COVID se ha llevado la vida de centenares de miles de personas.