Lo primero que Rosa desprende es una gran humanidad. Es un ser humano extraordinario, lleno de valores y de experiencias, dificilísimas de encontrar en la actual clase política, y menos que sea libre y sin ataduras para expresar sus ideas y pensamiento.
El discurso de Rosa es el más coherente, certero, realista, lógico y de análisis exacto, de la situación que se vive en España actualmente. Sin fisuras, concesiones, ni medias tintas.
Afortunadamente, hay medios –pocos- sin miedo a la política Local, ni a la Nacional, valga la redundancia, y su viaje y discurso ha encontrado eco suficiente en televisión y radio además de en redes sociales para levantar oleadas de ilusión. También de intentos de acallar, lógicamente, que entre la sorpresa y la ausencia de reflejos por falta de actividad, se pudieron sortear sin dificultad.
Rosa conoce a los socialistas como ningún otro miembro de ese partido. Y nos ha contado cosas muy interesantes de su antigua militancia, de su actividad política en los territorios de ETA, en los años de plomo, y de su paso fugaz por la política en el partido que fundó.
Rosa es una Liberal Social Demócrata, con gran memoria y enorme preparación, agudeza argumentaria y conceptos claros y sólidos. Imbatible. Alguno intentó llevarla a la fuerza a declarar titulares convenientes al desastre gubernamental y a las consignas mántricas impuestas por el poder. Se deshizo de ellos como si fueran infantes quejumbrosos.
Con habilidad y con la aplastante fuerza moral del razonamiento más incontestable, desgrana un discurso transparente, sencillo, fácil de asimilar y de reconocer.
No solo en sus entrevistas todas, sino -y sobre todo- en la Conferencia en el Real Club Náutico de Tenerife ante un nutrido auditorio, nos transmitió credibilidad, posibilismo y esperanza, dejándonos con ese Huracán de Libertad una enorme ilusión y optimismo en el futuro, que tanto necesitábamos. Gracias Rosa, hasta pronto y hasta siempre.