En este sentido, Carlos Rodríguez Braun, economista y autor del prólogo, afirma: “Los ricos, en concreto, los empresarios capitalistas, son candidatos habituales para que el abanico antiliberal, de fascistas a comunistas, les atribuya todos los males. El análisis de Zitelmann nos invita a ejercer el pensamiento crítico y a liberarnos de consignas y etiquetas, que no por tradicionales y extendidas dejan de ser erróneas. Nunca será posible eliminar los prejuicios y estereotipos infundados, pero la labor de autores como Rainer Zitelmann representa una muy bienvenida contribución que podrá despejar las telarañas en muchos ojos”.
Además, Zitelmann incluye una encuesta internacional, coordinada por él mismo y elaborada por Ipsos MORI, mediante la cual se miden las opiniones que tienen de los ricos y millonarios los ciudadanos de España y una serie de países, como Alemania, Estados Unidos, Francia, Italia, Reino Unido o Suecia.
La primera parte de Los ricos ante la opinión pública plantea la definición de términos como “clasismo”, “envidia”, “prejuicios” y “estereotipos” en relación con la opinión social hacia las personas más acaudaladas. Zitelmann también carga contra “las creencias de suma cero”, que parten de que las ganancias de uno se dan necesariamente a costa de las pérdidas de otro: “Esta noción, refutada por la ciencia económica, sigue presente en las valoraciones que hacen los ciudadanos de los ricos, de modo que favorece la existencia de estas opiniones negativas hacia ellos”.
Los ricos en Hollywood, arrogantes y egocéntricos
A lo largo de las páginas, Zitelmann también analiza el retrato que se hace de los ricos en series de televisión o taquillazos de Hollywood, para revelar cómo se les presenta ante la opinión pública. Entre los largometrajes estudiados por el autor germano se encuentran Pretty Woman, El Lobo de Wall Street, El Gran Gatsby, Titanic, La lista de Schindler, Instinto básico, Hannibal o La máscara del zorro.
El análisis realizado confirma que las representaciones de los ricos tienden a ser negativas en vez de neutrales o positivas. Así, en términos generales, los protagonistas y antagonistas millonarios se presentan predominantemente como hombres competentes e inteligentes que, no obstante, tienen un carácter negativo, con rasgos como la arrogancia, la insensibilidad y el egocentrismo.
“Cuanto más tienen los ricos, menos hay para los pobres”
En la segunda parte de Los ricos ante la opinión pública, Zitelmann centra varios capítulos en los resultados de la encuesta internacional, que muestra que las personas ricas son, a menudo, deshumanizadas. Se les presenta como autómatas, robots o seres fríos.
El autor también se hace eco del concepto de “suma cero” y revela que el 51% de los españoles está de acuerdo con la afirmación de que “cuanto más tienen los ricos, menos hay para los pobres”. Además, el 59% de los encuestados tilda a los más pudientes de “personas que no son decentes”.
En promedio, el 44% de los alemanes atribuyó rasgos negativos a los millonarios, cifra que ascendió al 28% en Italia y al 36% España. Los calificativos más repetidos entre los encuestados de los seis países fueron “materialista, arrogante, atrevido, trabajador, egocéntrico e implacable”.
Otro de los conceptos que trabaja el cuestionario es el del coeficiente de envidia social, un indicador desarrollado para medir la proporción de personas envidiosas y no envidiosas en los distintos países del mundo y de la que Zitelmann dice que el pensamiento de “suma cero” es su principal impulsor. Cuanto mayor es este indicador, mayor es la proporción de envidiosos en la población de un país. Francia lidera el ranking (1,26), seguida de Alemania (0,97). La envidia social es significativamente menor en Estados Unidos (0,37), España (0,43) y Reino Unido (0,42). Italia (0,62) ocupa un término medio, aunque se sitúa más cerca de los británicos y estadounidenses que de los franceses.