La decisión de hoy del Banco Central de la República de Turquía (CBRT) de mantener los tipos de interés a una semana sin cambios en el 14,00% era ampliamente esperada, dados los riesgos a la baja de las perspectivas económicas tras el aumento de los riesgos geopolíticos y la inflación que se sitúa en máximos de 20 años; ambos factores piden a gritos que se detenga el ciclo de relajación para no envalentonar las ventas en corto de la lira. El último dato de inflación interanual de Turquía, del 48,7%, pone a los funcionarios en un aprieto, ya que su mantra económico poco ortodoxo se basa en la creencia de que unos tipos de interés más bajos pueden reducir la inflación y, al mismo tiempo, impulsar el crecimiento económico. Hasta ahora, la bajada de tipos no ha hecho más que aumentar las expectativas de inflación y debilitar la lira, ya que los inversores temen que el valor de sus activos se esfume.
La credibilidad del CBRT -que ya era difícil de detectar- también se ha visto socavada. Para evitar que la moneda nacional se debilitara aún más, el CBRT señaló una pausa en su ciclo de flexibilización en el primer trimestre, mientras que se pusieron en marcha varias herramientas de política no estándar para fomentar la desdolarización y apoyar la reconstrucción de los retrocesos mediante ajustes en el sistema de depósitos vinculados a las divisas.
Si bien esto ha funcionado como una solución a corto plazo, la cuestión es cómo va a abordar el CBRT los problemas de inflación a largo plazo si no tiene previsto subir los tipos de interés. Podría decirse que el banco central tendrá que prolongar el periodo en el que no modifica el tipo de interés oficial más allá del primer trimestre para permitir que la repercusión de las divisas en la inflación general se desvanezca, pero esto no es necesariamente un hecho.
En el comunicado de hoy, el banco central dijo que el aumento de la inflación ha sido impulsado por "formaciones de precios que no están respaldadas por los fundamentos económicos", junto con factores del lado de la oferta y la evolución de la demanda. Sin embargo, una pieza que faltaba en el comunicado era el hecho de que la controvertida política probablemente haya aumentado de forma agresiva las expectativas de inflación. Esto plantea riesgos al alza para el perfil de la inflación a medio plazo.
De cara al futuro, la lira va a ser muy vulnerable a las tensiones geopolíticas regionales a través de la subida de los precios de la energía, el descenso del turismo y la interrupción del comercio, todo lo cual plantea riesgos para el tímido perfil de crecimiento del país. Esto se suma al ya volátil y elevado contexto inflacionista que experimenta actualmente el país, lo que plantea importantes riesgos para la lira a medio plazo. Por ahora, el consenso es que la política monetaria se mantenga en suspenso mientras se aplican los últimos planes fiscales, lo que debería limitar la volatilidad de la TRY hasta que los funcionarios se vean obligados a tomar algún tipo de medida política en la segunda mitad de 2022.
La TRY se mantiene imperturbable por ahora, pero el contexto fluido y la poca fiabilidad de la orientación monetaria hacen que los riesgos sigan siendo abundantes