Un entorno de tipos más suaves y un dólar en retroceso favorecería especialmente a Asia, al abaratar materias primas cotizadas en dólares, reducir costes industriales y aliviar las condiciones de financiación internacional. Además, una mayor demanda global resultante de una política monetaria más flexible impulsa manufacturas, electrónica y maquinaria, sectores donde China es clave.
La región asiática parte con una notable infraponderación en las carteras internacionales. China representa el 19 por ciento del PIB mundial y el 25 por ciento del crecimiento global, pero sólo pesa el 3 por ciento en los principales índices bursátiles. Esta desconexión, unida a valoraciones muy inferiores a las occidentales, podría corregirse si aumenta la búsqueda de activos refugio en un entorno de mayor volatilidad estadounidense. Para Esteve, director de Inversiones de Gesinter, el relevo en la Fed puede actuar como “catalizador de ese ajuste”.
En el mercado chino, los segmentos con mayor capacidad para absorber flujos en este escenario son industriales, tecnología y consumo exportador, todos con múltiplos muy por debajo de los occidentales.
Aunque Europa y Japón mantienen valoraciones razonables, China o Vietnam tienen valoraciones más atractivas, mejores beneficios si el dólar se deprecia y la actividad global se refuerza y políticas de estímulo importantes. «La depreciación del dólar y el dinamismo de las economías en desarrollo sitúan a los emergentes, con China siendo de las más descorrelacionadas, en mejor posición para atraer la inversión», apunta Esteve.
La combinación de valoraciones bajas, beneficios al alza y estímulos económicos crea un entorno propicio para que la infraponderación histórica de Asia empiece a corregirse. Según la gestora, las bolsas de la región cotizan entre un tercio y la mitad de los múltiplos de Estados Unidos y Europa, lo que amplía su potencial de revalorización si el relevo en la Fed intensifica la rotación internacional de flujos.