Atrás ha quedado el pico de la capitalización de mercado de U$S 3 billones que el ecosistema de activos digitales más amplio llegó a tener, para pasar en la actualidad[2] a una por debajo del billón de dólares. En comparación, en el período de diciembre de 2017 a junio de 2018, el ecosistema de activos digitales se contrajo desde los U$S 850 millones a los U$S 250 millones -una caída de más del 70%.
Se puede ver en toda la industria que los cinturones se están ajustando. En las noticias de esta semana, tenemos el anuncio de reducción de plantilla de un 20% por parte de BlockFi, un centro de intercambio cripto minorista e institucional. El anuncio se suma al ya realizado por otras grandes empresas del sector en torno a la congelación de las contrataciones y los despidos.
Durante los últimos seis meses, también ha habido una cantidad importante de fracasos a gran escala. El experimento de la “stablecoin” subcolaterizada LUNA/UST ha concluido. En su pico de cotización de inicios de abril de 2022, la valoración de la criptodivisa LUNA llegó a rondar los U$S 41 mil millones. Pero ahora, la red está esencialmente extinta. Otro ejemplo que ha aparecido esta semana es la suspensión de retiros de fondos por parte de la red Celsius -que permite a las personas prestar sus criptos- “debido a condiciones de mercado extremas”.
Estos acontecimientos contrastan con el modo en el que el venture capital se destina a todo el ecosistema. En 2021, la inversión de venture capital en el espacio cripto y de cadenas de bloque fue superior a todo lo invertido durante los seis años anteriores: U$S 21 mil millones en total. Asimismo, durante el primer trimestre de 2022 se invirtió más venture capital aún, sumando otros U$S 10 mil millones a lo invertido previamente. Y solamente dos semanas atrás, la firma de venture capital Andreesen Horowitz, anunció la recaudación exitosa de U$S 4,5 mil millones para un fondo de “web3” (su frase eslogan para referirse al mundo cripto/cadenas de bloque) .
Un vistazo al destino de estos flujos de venture capital es instructivo. En los últimos seis meses, un 36% en promedio de los flujos se destinó a tokens no fungibles (NFT) y juegos. La segunda mayor proporción se destinó a las finanzas descentralizadas (DeFi), que captaron alrededor de un 16% de los flujos.
Examinar estos hechos genera una disonancia. Por un lado, el panorama macro no podría ser más pesimista. Sin embargo, por otro, nunca ha habido tantos proyectos de activos digitales totalmente financiados como ahora. Esta tendencia probablemente se expandirá entre doce y dieciocho meses. Quien logre encontrar modelos comerciales que generen ingresos, y usuarios, formará la próxima ola de oportunidades en el espacio de activos digitales. No obstante, habrá muchas víctimas en el camino, como ha sido el caso a lo largo de lo que ahora es más de una década de evolución en activos digitales.