La jornada se inició con la bienvenida por parte de Juan Alfaro, Secretario General del Club de Excelencia en Sostenibilidad y Director del Programa ejecutivo de Responsabilidad Corporativa en IE Business School. A continuación, Carlos Sáez Gallego, Country Head Spain de Georgeson presentó los resultados y conclusiones del estudio, así como una visión general sobre la evolución de la inversión ESG a nivel global y el Say on Climate en España y Europa.
Posteriormente, se trataron las temáticas más importantes incluidas en el estudio como: “Impacto de la Ciberseguridad en la Sostenibilidad de las Empresas” presentado por Andrés Núñez, Director de Negocio de S2 Grupo y Begoña García Pérez, Responsable global de Cultura y Formación en seguridad de BBVA; Claudia Morante, Head of Corporate Governance de Georgeson, fue la encargada de presentar el capítulo “El impacto de los aspectos ESG en los modelos retributivos de los Consejos de Administración” y “La importancia de los Planes de Sucesión” fue expuesta por Pedro Goenaga, Senior Advisor de Rusell Reynolds y Presidente de APIA Fishers. Para finalizar, Pablo Bascones, Socio de PwC, Responsable de Sostenibilidad y Cambio Climático expuso el capítulo sobre la “Debida diligencia en derechos humanos y medio ambiente”, y seguidamente Ángel Fraile, Head of Sustainability Planning and Stakeholder Engagement Iberia en Endesa y profesor asociado al programa RC y Sostenibilidad en el IE Business School.clausuró el acto de presentación.
Principales ejes del Observatorio
Por séptimo año consecutivo, Georgeson y el Club de Excelencia en Sostenibilidad presentan una nueva edición del “Observatorio ESG” cuyo objetivo es identificar las principales tendencias en esta materia y hacer un bagaje de las principales preocupaciones de los inversores en este ámbito
Los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo, considerados hasta hace pocos años como una moda pasajera, son ya una realidad en los procesos de inversión de las gestoras de activos a nivel nacional e internacional. Actualmente existen 4.962 firmantes de los Principios de Inversión Responsable (PRI), impulsados por la ONU. En el Sur de Europa ya se han comprometido un total de 260 entidades. Estos datos ponen de manifiesto que la inversión ESG, ha pasado de ser consideraba un área de nicho a abarcar una amplia audiencia de inversión que incluye a personas físicas, organismos públicos, grandes patrimonios e instituciones como planes de pensiones, fondos de inversión y fundaciones.
La crisis provocada por la COVID-19 supuso el espaldarazo definitivo a la importancia de la inversión ESG a escala global, después de años marcados por la proliferación de normativas internacionales, cuyo objetivo ha sido la promoción de una economía sostenible. Para lograr que se alcancen los objetivos marcados por las instituciones, será clave permitir que los inversores reorienten sus inversiones hacia tecnologías y empresas más sostenibles.
Asimismo, la inversión ESG marcó un nuevo record en el año 2021: de acuerdo a los dos datos publicados por Refinitiv Lipper un total de 649 billones de dólares estaban manejados por fondos ESG, frente a los 542 billones de dólares en el año 2020 y 285 billones de dólares en el año 2019. A su vez, el índice MSCI World ESG Leaders Index incrementó su valor en un 22% frente al 15% del MSCI World Index.
Principales conclusiones y recomendaciones del Observatorio
El estudio puede descargarse en el apartado de estudios de la página web del Club de Excelencia en Sostenibilidad o a través del siguiente enlace.
Las principales conclusiones y recomendaciones del Observatorio se resumen en:
A pesar de la incertidumbre provocada por la guerra en Ucrania y la turbulencia provocada en los mercados financieros, podemos decir que la inversión ESG goza de una buena salud. Los últimos datos recogidos en este estudio ponen de manifiesto que la inversión ESG se ha consolidado en los mercados de capitales avanzados.
Así, de acuerdo a los dos datos publicados por Refinitiv Lipper un total de 649 billones de dólares estaban manejados por fondos ESG, frente a los 542 billones de dólares en el año 2020 y 285 billones de dólares en el año 2019.
La crisis provocada por la COVID-19 supuso el espaldarazo definitivo a la importancia de la inversión ESG a escala global. A esto se ha sumado la ingente regulación en este ámbito; la nueva estrategia de finanzas sostenibles de la Comisión Europea, presentada el pasado 6 de julio de 2021, recoge un conjunto de iniciativas destinadas a hacer frente a los retos ambientales, al mismo tiempo que incentive la inversión en productos sostenibles y la inclusión de las pymes en la transición hacia una economía sostenible.
El cambio climático se ha convertido en uno de los hot topics en las temporadas de Juntas del año 2022 en Europa que están tocando a su fin. En Europa un total de 29 compañías han presentado resoluciones “Say on Climate” en la proxy season 2022, frente a las 14 en el año 2021.
La Comisión Europea publicó recientemente su propuesta de Directiva sobre debida diligencia en materia de sostenibilidad empresarial, que será presentada al Parlamento Europeo y al Consejo para su adopción, pudiéndose plantear enmiendas al texto. La Comisión, ha puesto el foco en sectores que presentan un riesgo potencial más alto de provocar impactos adversos en las personas y el medio ambiente, como el forestal o la minería, para los que se han aprobado o están en proceso de elaboración reglamentos específicos. En términos generales, se persigue conseguir una protección efectiva de los derechos humanos y el medio ambiente contemplados en los convenios internacionales.
Además de la Directiva europea, en España se está tramitando una legislación propia nacional, actualmente en periodo de consulta pública previa, que se enmarca en el compromiso de España adquirido en 2015 de cumplimiento de la Agenda 2030, y en cierto sentido emana de las “Recomendaciones destinadas a la Comisión sobre diligencia debida de las empresas y responsabilidad corporativa”, aprobadas por el Parlamento Europeo en 2021.
De acuerdo a una reciente encuesta llevada a cabo por Georgeson entre ellos 30 mayores inversores institucionales del mundo, el 90% de los entrevistados ve con buenos ojos vincular las métricas ESG a las remuneraciones de los consejeros ejecutivos. Dichas métricas deben ser materiales, medibles y transparentes. Además, el 85% de los inversores consultados sugieren que este tipo de métricas deberían suponer entre el 10% y el 20% de la retribución total.
Uno de los principales temas tabú en algunas compañías son los procesos de sucesión del presidente. Entre lo errores más comunes que podemos encontrar en un proceso tan importante están: que esté liderado por el CEO, no contar con una base de candidatos internos que puedan ser comparados con los candidatos externos, o no contar con el apoyo de un consultor externo que aporte objetividad e independencia.
La principal responsabilidad de un Consejo y sus vocales es asegurar la mejor gestión para el presente y futuro de su Compañía, garantizando un Plan de Sucesión correctamente gestionado.
El pasado 10 de marzo 2021 entró en vigor el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles de la Unión Europea, el cual introduce obligaciones de divulgación de información sobre cómo los inversores institucionales y los gestores de activos integran factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en sus procesos de gestión de riesgos. Asimismo, se especifican los requisitos para integrar los factores ESG en las decisiones de inversión. Este reglamento pretende evitar el llamado greenwashing.
La importancia que ha adquirido la ciberseguridad en el mundo empresarial y la economía global en su conjunto ha crecido exponencialmente durante los últimos años. Los ciberincidentes no dejan de crecer en número y peligrosidad, amenazando la continuidad del negocio de las organizaciones, independientemente de su tamaño y sector de actividad.
La gestión de la ciberseguridad ha pasado sin duda a formar parte de la estrategia de desarrollo sostenible que promueve e impulsa la Inversión ESG. El necesario equilibrio entre seguridad y usabilidad de la tecnología hace que la ciberseguridad dependa en gran medida del comportamiento de las personas. La mejora de la cultura en ciberseguridad es imprescindible para la mejora del nivel de ciberseguridad de las organizaciones en particular y la sociedad en general, en un mundo sistémico en el cada vez ambos resultados van más de la mano.