Pedro Antonio Sanchez Perez, cuyos seguidores tampoco podrán hacernos creer que habían Sanchistas y Socialistas, que no eran lo mismo y que actuaban con arreglo a “la obediencia debida”, pero que detestaban lo que pasaba, o que no eran conscientes de la destrucción de la Nación entera.
Sanchez, Protohitler, condena a la población española, por generaciones, a desgracias, pobreza, miseria, falta de libertad y al totalitarismo, por el simple hecho de querer seguir en el poder, minar las instituciones y dejar, si es que se va, un país absolutamente destruido e ingobernable.
¿Arde España? ¿Burns Madrid?
El cinismo absoluto de su mirada semiburlona fingiendo atención a la intervención del nuevo jefe de la oposición, sobreactuando y apretando las mandíbulas, advirtiendo con expresión corporal y visual, “te vas a enterar Núñez”.
Después del desastre electoral que lleva ya en las tres mayores provincias españolas, y con el futuro político, color genitales de grillo, ha sacado ya toda, o me temo parte, su artillería. Ha movilizado a los “juramentados”, a los “durmientes”, a los “hashisins de Alamut”, a los “Lucca Brassi”, hasta Dolores Delgado, todos a la trinchera, al asalto judicial, secuestrando la máquina de contar votos y la de la propaganda encuestadora en un todo vale que, "cuando me lo quieran desmontar será tarde". No tiene interés en “Moriremos matando”, como Allende. Ni emular “Patria o muerte Venceremos como cantan los de Fidel en Cuba”. Será como ZP, una mosca testicular más para los países libres y democráticos. A eso se dedicará, y a amasar oro y riquezas igualmente.
Qué ejemplo daría el PSOE, si en un golpe de mano, destituyera a su Presidente, y pidiera perdón. Qué servicio prestarían por primera vez a España un Choltitz socialista. Cuando nos digan que ellos no eran esos “socialistas”, no podremos creerles, como no son creíbles los alemanes de no querer a Hitler.