En su informe, Scott denunciaba la falta de rigor académico de Citizen Lab, organismo dependiente de la Universidad de Toronto, y recriminaba que sus responsables se negasen a suministrarle los datos a partir de los cuales habían llegado a la conclusión de que los teléfonos de las más de 60 personas -65- partidarias de la independencia de Cataluña habían sido sometidas a prácticas de espionaje mediante los softwares Pegasu y Candiru. La publicación del investigador provocó muchas críticas en Twitter, buena parte de ellas procedentes de gente vinculada a Citizen Lab.
En un primer momento, el director interino de la Comisión de Revisión Institucional de la North Central University, David Hildebrandt, pidió al autor del documento que retirara algunos de los tuits que había escrito como respuesta a los defensores de Citzen Lab, una medida que Scott aceptó, y a partir de aquí le autorizó a seguir con su trabajo de investigación. No obstante, los críticos exigieron una sanción más dura y, finalmente, el joven fue expulsado del centro universitario y no podrá terminar ahí su doctorado.
Según ha detallado el mismo Scott en la red social, la razón que le ha brindado la universidad californiana es que ha violado el código de conducta del centro con el informe y con los tuits. En este caso, el investigador responsabiliza de su expulsión a Tarah M. Wheeler y Runa Sandvik, cuyos mensajes contra él en Twitter fueron retuiteados por el investigador sénior de Citizen Lab, John Scott-Railton.