Las elecciones del pasado 2 de octubre si bien siguieron el guion previsto, con Lula obteniendo más apoyo entre el electorado, no cumplieron con el pronóstico de las encuestas y dejaron un resultado más igualado de lo previsto. El resultado de las elecciones ha reflejado que el movimiento detrás del actual presidente, Jair Bolsonaro, está más consolidado de lo esperado, y que cuenta con un apoyo social amplio y transversal. Ahora los indecisos adquieren un mayor protagonismo y serán el gran objetivo de ambos líderes. La campaña electoral comenzó en agosto, y desde entonces se han producido manifestaciones esporádicas en un país fuertemente polarizado que presencia la batalla de las dos figuras más relevantes de la política nacional del último cuarto de siglo. Esto en un contexto que señala cómo en Brasil se ha producido un aumento del 335% de la violencia por motivos políticos en los últimos tres años, con múltiples incidentes ocurridos durante este proceso electoral, como enfrentamientos entre aquellos con opiniones políticas opuestas, algunas con consecuencias fatales.
Consideraciones de aquí a la segunda vuelta, prevista para el 30 de octubre:
Aunque el entorno de seguridad se mantendrá relativamente estable, es muy probable que aumente el número de manifestaciones anunciadas o esporádicas a medida que se acerque la segunda vuelta de las elecciones.
Desde que asumió la presidencia en 2019, Bolsonaro ha criticado repetidamente la integridad del sistema electoral. Esta narrativa, que no se sostiene con evidencias, ha creado una preocupación generalizada por si Bolsonaro impugnará los resultados en caso de perder.
En el caso de una derrota de Lula, sus partidarios también saldrían a la calle para refutar el resultado. Sin embargo, es poco probable que Lula rechace los resultados, a menos que haya indicadores claros de un verdadero fraude electoral, lo que es extremadamente improbable.
Indicadores del deterioro de la seguridad:
Aumento de la violencia contra políticos, como el ataque a Bolsonaro en las anteriores elecciones: el aumento de las tensiones políticas en el período previo a las segundas elecciones puede derivar en ataques por motivos políticos, agresiones selectivas contra personalidades u organizaciones. Nuestro análisis concluye que es poco probable que se produzca una violencia generalizada en el país.
Bolsonaro no acepta los resultados: protestas a nivel nacional por unas elecciones libres y justas; si vence Lula, Bolsonaro podría apelar a los militares para salvaguardar defender su presidencia.