Lo que nos quita el sueño

Pero lo cierto es que lo que es una chapuza legislativa absolutamente esperable del bajísimo nivel del improbable equipo ministerial ha levantado una ola de protestas trascendentes y de ataques descomunales, algunos demasiado groseros, contra la inefable Ministra Montero. No se puede desligar la reacción hiperventilada de diestra y siniestra contra la susodicha de su propia personalidad, de su figura polémica, de su activismo sectario ni de su trayectoria global de los últimos años. Lo que se ha demostrado inmediatamente con su propia reacción ante los fallos clamorosos del texto legal. No es serio que un Ministro no admita un error para echarle la culpa a los jueces…y juezas, profesionales que, como es sabido, son puro fascismo como cualquiera que critique su Ley Sisí. Eso sí que degrada un Gobierno y una democracia. Aunque estemos acostumbrados. Ya sabemos que todo el que sea español sin arrepentirse de su Historia, de sus tradiciones o de su mermado Estado de Derecho, es fascista.

Pero esta “peripecia lamentable” nos lleva a reflexionar sobre otro aspecto poco democrático, en puridad, del Gobierno Frankestein. Mucho se ha escrito sobre el grave fraude democrático que supone prometer nunca pactar con los que tienen una visión de España destructiva, desigualitaria y cainita para pasar a hacerlo prácticamente la misma noche de las elecciones. Pero con el tiempo también observamos que la manera de pactar, de crear un “Gobierno de coalición” con Podemitas ha consistido “de facto” en crear un Gobierno doble, en el que las dos partes, los dos Gobiernos, de hecho, se reservaba en exclusiva áreas de Gobierno. ¡Sin que la otra parte pudiera interferir nada en su labor! Existen dos zonas de admitido solapamiento como son el mercado de Trabajo (porque con Bruselas no se juega) y la Educación. Pero las políticas sociales de todo tipo (consumo, ONG´s, familia, diversidad sexual, violencia sexual, feminismo, cultura, tradiciones, etc…) la gestión fue cedida, EN EXCLUSIVA, la mayoría de las veces, al conglomerado podemita y compañeros mártires. Y llevamos unas cuantas leyes “rompedoras” que dan fe de ello. Pero la pregunta es: si cedes el poder a unas facciones que no pretenden gestionarlo respetando el bien común, sino que lo van a utilizar para “transformar” España a su visión radical, rupturista, agresiva, desestabilizante, y estas facciones representan, más o menos, un 10% del cuerpo electoral ¿Es eso democrático? No olvidemos que a la gran mayoría de los españoles también nos quitaba el sueño que gobernara el conglomerado Podemos, no sólo al Doctor Sánchez. Pues bien todo lo que nos quitaba el sueño, igual que a Sánchez, está acaeciendo implacablemente.