De ahí que haya una recomendación clave para quienes no dispongan en sus domicilios de algún aparato domótico que monitorice estos índices: la instalación de detectores de monóxido de carbono y gas tanto en viviendas como, también, en garajes tanto comunitarios como particulares. Estos, vinculados con aparatos de ventilación, serán capaces de evitar problemas mayores, no solo alertando sino comenzando la solución más allá de enseñar que, dada la alarma, la ventilación es clave.
“Es muy habitual ver en los garajes que, antes de aparcar, se saca la compra. Eso, si se despista, puede provocar ciertos problemas porque se está inhalando un gas tóxico. Pero el gran problema llega en los domicilios, en el tiempo de descanso. Inhalarlo hace que pase a la sangre y salvo indicadores como el mareo, vértigos o incluso vómitos, no es tan sencillo saber que algo está ocurriendo” explican desde Expofire, especializados en este tipo de instalaciones.
Las comunidades de vecinos: clave en la prevención
Es, como se decía, en las comunidades de vecinos donde también se están instaurando nuevas medidas no solo en el garaje para avisar de una concentración mayor de monóxido sino de bocas de incendio.
No es difícil empezar a ver boca de incendios en Madrid dispuestas a salvar vidas si combustiona el gas acumulado, por ejemplo, en una vivienda, provocando un incendio y, en el peor de los casos, una explosión.
“Aunque suene a ficción, lo cierto es que cada semana, en las noticias, nos encontramos con algún accidente de este tipo” explican, “sobre todo en domicilios de personas mayores, lo cual es una tragedia”.