Diversos expertos consideran a Vardanyan como el hombre de Putin en el Cáucaso Sur y alertan de que detrás de su renuncia a la nacionalidad rusa, además de un intento para eludir las sanciones impuestas por la Unión Europa, podría haber una operación en marcha para sustituir al actual presidente de Armenia, Nikol Pashinyan. Debemos recordar que el actual presidente armenio, es un político más favorable al diálogo con Azerbaiyán con el objetivo de alcanzar un acuerdo duradero que garantice la paz en el conflicto enquistado más largo de todo el espacio post soviético. Así mismo, Pashinyan apoya la cooperación con la Unión Europea. La sustitución de Pashinyan por Vardanyan no es algo tan rocambolesco, pues tenemos precedentes de situaciones de intromisión en la política interna de Armenia por parte de Rusia: los casos de Robert Kocharyan y Serzh Sargsyan, que fueron primero ministros de Estado de Artsaj antes de que pasaran a ejercer el liderazgo de Armenia desde Ereván. Parece, por tanto, que la aparición en escena de Vardanyan, considerado como un oligarca cuyas empresas están sirviendo para la financiación por parte de Rusia en la guerra de Ucrania, y que muy probablemente, tendría además como objetivo que no se lleve a cabo el acuerdo auspiciado por la Unión Europea entre Armenia y Azerbaiyán.
¿Por qué Rusia considera clave el Cáucaso Sur?. Porque su seguridad en el flanco sur depende en gran parte de la estabilidad en esta región formada por tres países: Armenia, Azerbaiyán y Georgia. Desde la agresión de Rusia a Georgia en 2008, este último país orienta sus esfuerzos a integrarse en las estructuras económicas, de cooperación y de seguridad europeas y transatlánticas, a saber: la Unión Europea y la OTAN. Cuando comenzó la guerra en Nagorno Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán, Rusia se presentó ante ambos países, y la comunidad internacional en su conjunto, como garante y mediador para la paz entre ambas naciones. La realidad es que Rusia ha ido perdiendo influencia en la región. Los armenios se sienten traicionados. Dicho país forma parte de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva liderada por Moscú, que no ha condenado ni intervenido en el conflicto de Nagorno Karabaj. Y los azerbaiyanos tampoco se fían de los rusos y prefieren cada vez más cooperar con los Estados Unidos, la Unión Europea y con la otra gran potencia tradicional del espacio túrquico: Turquía. Debemos resaltar también el hecho que los países túrquicos cada vez están colaborando más entre sí para encontrar rutas alternativas a la rusa en sus redes de suministro de hidrocarburos que llegan a Occidente. Este es otro claro ejemplo de que la pérdida de influencia rusa no sólo se produce en el Cáucaso Sur, sino que ésta también se extiende a los países post soviéticos del Asia Central.
Rusia centrada en la guerra de Ucrania ha mantenido un perfil bajo en el último año en todo lo relativo al conflicto de Nagorno Karabaj. Los cálculos erróneos de Moscú sobre un conflicto breve han tenido también sus consecuencias en el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán. Rusia ha dejado de tener un papel tan activo. Además, Armenia no ha sido capaz de volver a formar su ejército en gran medida por la falta de suministros militares provenientes de Rusia, que en la actualidad se encuentra ocupada de manera prioritaria en su flanco occidental. Por el contrario, el ejército azerbaiyano es superior al armenio. Cuenta con mejor equipamiento y lo que es más importante, un respaldo claro de Turquía. Debemos de tener en cuenta que las relaciones entre Azerbaiyán y Turquía son estrechísimas y en numerosas ocasiones se consideran un mismo pueblo en dos naciones. Así mismo, la guerra de Ucrania ha beneficiado a Azerbaiyán que en estos momentos se ha convertido en un importante suministrador de gas para Europa.
En la actualidad, las condiciones de negociación para alcanzar la paz han cambiado. La mediación dirigida por la Unión Europea y que fue aceptada por Rusia en 2021, está teniendo sus frutos con un borrador de acuerdo de paz aceptado tanto por Armenia como por Azerbaiyán que cuenta con el respaldo de Occidente. Por otro lado, existe un borrador de acuerdo preparado por Rusia, que parece más afianzar sus propios intereses en la región, que lograr una paz duradera y estable aceptada por las partes en conflicto.