Nadie que conozcamos, salvo algún Partido regional con obsesión por destruir España, desea que el Parque de Doñana se seque y se pierda. Y cuando decimos nadie queremos decir ningún español, ningún europeo ni ningún ciudadano del mundo, ya que Doñana es Patrimonio de la Humanidad. Ahí tenemos el problema esencial. ¿Cómo frenar el deterioro de Doñana? Ese es el tema esencial y eminentemente técnico, y para los mejores técnicos del mundo en la materia. ¿Tendrá recaídas sociales en el tiempo, con sacrificios que deberán ser compensados? Muy probablemente, y será tarea de gobernantes, en la senda de las soluciones técnicas, ir acompañando de medidas solidarias los efectos sociales indeseables pero necesarios para el objetivo común deseado: prolongar al máximo, en términos geológicos, la vida de Doñana. ¿De eso se debate en nuestros mentideros políticos? ¡Quia! Aquí se trata de criminalizar al adversario electoral, ya sea enemigo diabólico del medio ambiente sagrado o enemigo visceral de los agricultores andaluces. Y todo basado en la carcoma que se cargó la gobernabilidad de España hace tiempo: nadie sabe quién es competente en qué. ¿Depende la salud de un Patrimonio de la Humanidad de un Gobierno regional o del Gobierno de lo que fue una gran Nación llamada España? Pues, al final, de ninguno, y el desgobierno sólo sirve para aprovechamiento electoralista de mitin con tintes ideológicos que nada tienen que ver con el objetivo de salvar Doñana.
Pero se ha acumulado otra evidencia del mismo cáncer en estos días, bajo el disfraz “de la primera Ley de vivienda de la democracia”. Por cierto que tiene bastantes recuerdos de la Ley de Vivienda de la Dictablanda. Pero remarquemos el problema grave que sí existe y que debería abordar: la imposibilidad de muchos, muchísimos jóvenes de poder lanzarse en la vida disfrutando de una vivienda mínimamente digna. Eso se debe al altísimo precio de viviendas y alquileres. Esto también es un problema en gran parte técnico que se ha estudiado muchas veces y de lo que hay experiencias abundantes. De hecho es un problema recurrente tras guerras y grandes depresiones. ¿No les parece curioso que salga a colación en plenas campañas electorales y a final de mandato? Pues bien, es premeditado, porque no se trata de acometer la escasez y carestía de las viviendas básicas esenciales, para lo cual debería servir la experiencia y los estudios de los técnicos, sino que se trata de lanzar una disputa ideológica sobre intervenciones del mercado, la realidad de la propiedad privada y lo facha que son los caseros en pleno momento electoral. Pero esta vez se riza el rizo de manera hermosamente cínica. El Gobierno SPS es perfectamente consciente de que propone una Ley que se sobrepone a competencias de las regiones, por lo que nuestra ex Nación seguirá desgobernada en tema tan transversal y trascendental, pero el morbo y el politiqueo de baja estofa alcanzará su apogeo con las acusaciones de regiones fachas y regiones progres, de caciques anticapitalistas frentes a ogros sin alma social, etc.. ¡Y en plena campaña de las elecciones autonómicas! ¡Una bicoca electoralista! Eso sí, los jóvenes sin techo, que vayan esperando y ahorrando…
La Expaña deconstruida que padecemos, no sólo es un pitorreo insolidario de desgobierno, sino que facilita reducir el importante debate político y social con argumentos sólidos y técnicos en un pim pam pum de asamblea de preu, a veces ideológica, pero más frecuentemente demagógico-populista.