“El mundo se está dividiendo en bloques y Kazajistán quiere evitarlo”, afirmó el embajador kazajo en España, Danat Mussayev, en una rueda de prensa dada el lunes de esta semana en la Embajada. Los diplomáticos kazajos son muy conscientes del delicado momento por el que está pasando su país. El conflicto en Ucrania confronta a Putin con Europa, y, al tener Kazajistán una positiva relación con ambos bandos, ello desestabiliza las relaciones entre kazajos y rusos y dificulta que puedan usar a sus aliados europeos para promocionar su país y conseguir que las empresas europeas inviertan en Astaná, su capital, que está inmersa en un ascendente proceso de crecimiento de la natalidad y el desarrollo a todos los niveles.
Mussayev aseguró que la solución al conflicto en Ucrania pasa por el “multiculturalismo”, término que los kazajos suelen seguir en sus relaciones internacionales, lo cual les permite mantenerse abiertos a las inversiones, relaciones, visitas… extranjeras. No obstante, son conscientes de la superpotencia que es Rusia: “En nuestra parte del mundo nadie puede ignorar a Rusia”. Ante esto, Kazajistán, en vez de ser un mero sumiso y sirviente de su vecino ruso, opta por “aprovecharlo, establecer relaciones”.
Además, desde la Embajada apuntan que para que las tensiones entre Asia y Occidente se rebajen, es imprescindible “desarrollar más el papel de la ONU”. El presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokáev, propone “reformar los consejos de seguridad de la ONU” para que los países con un territorio y una influencia menor tengan más presencia en el panorama y en la toma de decisiones de la política internacional.
Por otro lado, los kazajos culpan a la desinformación de haber desestabilizado las relaciones entre continentes: “Es algo peligroso y cada vez es más sofisticado”. El belicismo que Rusia lleva ejecutando en Ucrania desde hace ya más de un año tiene mucho que ver con la desconfianza imperada por la desinformación y la manipulación que inspiran los medios de comunicación mediante la sobreabundancia de la información y la dificultad de reconocer qué informaciones creer. No tener información fiable sobre un conflicto tan preocupante como el ucraniano conduce a los ciudadanos a alterarse más de la cuenta y a sus líderes a comprar más armas, que, asegura el embajador kazajo en Madrid, “no garantizan seguridad”.
Por otra parte, Kazajistán valora su capacidad de crecimiento propio y estudia cómo puede desarrollar el país para ganar relevancia internacional. Para ello, van a construir un corredor de mercancías (la Ruta de Transporte Internacional Transcaspiana) que dará comienzo en China, pasará por Kazajistán, el Cáucaso, y terminará más allá de Turquía, en Europa. El embajador destacó que este “Corredor Medio” es fundamental para que las relaciones comerciales entre Asia y Europa se estimulen y sean más fluidas.
Kazajistán pide una transformación tecnológica para todos sus socios, ya que, en gran parte, dependen de la tecnología que la UE les aporta. Sin embargo, aseguran que su país tiene muchísimo que aportar a Europa, tanto a nivel de educación (que las universidades españolas abran recintos en Astaná), como tecnológico, político… e incluso turístico. La actual situación entre uno de sus aliados fundamental, Rusia, y Ucrania, dificultan poder formalizar estas relaciones, pero el embajador afirmó con rotundidad que “Kazajistán es un país de paz” y puso como ejemplo el eficaz proceso de paz que Kazajistán y Siria han conseguido acordar.
De todos modos, evidentemente la posición europea y kazaja con respecto a Ucrania son muy contrastantes, aunque los asiáticos esperan que esto no entorpezca sus relaciones con España, por ejemplo, país que suele exportar trenes Talgo a Kazajistán. Esperan que los europeos podamos entender la compleja situación en la que están inmersos los países de Asia Central cuya parte del PIB depende del petróleo y el gas ruso, pero, a su vez, pretenden abrir sus puertas a las universidades e inversión europea: “Entiendo la posición de Europa en el conflicto con Ucrania, pero la gente tiene que entender nuestro papel por nuestra localización geográfica, aunque seamos países independientes”.
Sin embargo, el embajador kazajo pide a España que tienda aún más la mano a su país y siga los pasos de los demás países de la UE que viajaron a Astaná a firmar acuerdos para fortalecer las relaciones con Kazajistán: “Estaban Italia, Francia… pero, ¿España?”. También nos pide a los españoles que exportemos a Kazajistán, que confiemos en su país: “el 70% del comercio entre España y Kazajistán va de este a España y no al revés, si los españoles no quieren invertir estamos abiertos a que por lo menos nos vendan”. A pesar de ello, el embajador elogió a España: “Tiene un gran potencial de ingeniería y tenemos mucho que aprender de su Estado del bienestar”. Es más, el embajador Mussayev afirmó que la relación entre Madrid y Astaná no cambia según el partido que gobierne, dado que España es un país abierto y solidario que está dispuesto a ayudar a Kazajistán.
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