De hecho, el BCE incorpora tres factores clave en su reacción:
- El nivel de la inflación subyacente, es decir, la variación de los costes de los bienes y servicios menos los de los sectores alimentario y energético.
- La tendencia de la inflación subyacente.
- La correcta transmisión de la política monetaria. En otras palabras, cómo se transmiten los cambios de política monetaria del banco central a la actividad económica y a la inflación.
Sobre este último punto, el BCE ha recibido algunas buenas noticias: la demanda se ralentiza, como demuestra la debilidad de las ventas al por menor en la zona euro en abril (+0% intermensual y -2,6% interanual). Sin embargo, la presión al alza sobre los salarios alimentada por un mercado laboral robusto, combinada con el todavía elevado poder de fijación de precios de las empresas, sugieren que la desaceleración de la inflación subyacente será muy gradual.
En consecuencia, esperamos que el BCE siga subiendo los tipos, con un incremento de 25 puntos básicos en la reunión del 15 de junio, seguido probablemente de otros 25 puntos básicos en julio. Los mercados anticipan este escenario.
A más largo plazo, el BCE puede estar satisfecho con dos indicadores: las expectativas de inflación al consumo a tres años en la zona euro siguen siendo muy moderadas (en el +2,5% frente al +2,9% anterior), y las expectativas de inflación en el mercado están sólidamente ancladas (con un swap de inflación a 5 años en el 2,48%). La credibilidad del BCE no se ha visto socavada en la lucha contra la subida de los precios. Sin embargo, esta credibilidad a largo plazo es el resultado de su determinación a corto plazo de continuar con el endurecimiento monetario. En este punto del endurecimiento monetario no hay lugar para el compromiso.
Dada la persistencia de la inflación subyacente, creemos que las expectativas del mercado no tienen suficientemente en cuenta la posibilidad de nuevas subidas de tipos en este ciclo de endurecimiento monetario. Por lo tanto, es demasiado pronto para que los inversores creen posiciones de larga duración en el mercado de rendimientos de la zona euro.