La acusación pública sostiene que el submarinista se apropió de tres piezas de plomo y una de cerámica del barco del siglo I d.C. que naufragó en la costa cargado de ánforas, lamparillas, vino y aceite, para ello el acusado empleo detector de metales, a pesar de la advertencia expresade no poder emplearlo.
El submarinista alemán fue detenido por la Guardia Civil en 30 de enero de 2019 , cuando salía del agua con tres piezas de plomo y una de cerámica que pertenecían a la embarcación descubierta en los años 50.
El acusado ha empleado todo tipo de argumentos basándose en el “supuesto” abandono del pecio «Encontré los trozos de metal y la pieza de cerámica al lado de la playa, hay de todos lados…», excuso el enjuiciado ante la jueza de lo Penal 2 de Palma, reconociendo incluso que: “Un par de meses antes estuve en la playa y un policía me explicó que 50 metros más allá de la orilla había un esqueleto de un barco y que no podíamos ir hasta allí con aparatos detectores de metal. Nos dijo que podíamos buscar hasta que el agua nos llegara al cuello”.
El agente de la Guardia Civil que realizó una inspección ocular en el barco un día después y encontró una bolsa que llevaba el hombre con monedas y clavos del barco romano y no solo eso, sino que se habían causado daños irremediables en el pecio «Aquello estaba levantado y destrozado», aseguró el agente.
Por su parte el perito de la fiscalía ha asegurado que «Los clavos que examiné forman parte de la estructura del barco. Si se hubieran desprendido estarían troceados. Hacer los agujeros, extraer esas piezas y dañar el yacimiento de época romana es un expolio», reconociendo por otra parte que Ses Llumetes ha sido objeto de expolios continuados a lo largo de las décadas.