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La "singularidad" catalana

· Por Ramón Mora

lunes 17 de junio de 2024, 10:21h
La 'singularidad' catalana
Mañana martes la Mesa del Parlament de Cataluña presidida por Josep Rull, que cuenta con mayoría independentista (2 representantes de ERC y 2 de Junts) frente a tres no tan independentistas como los del PSC, iniciará la tanda de audiencias para elegir candidatos a la investidura y el orden de presentación de los mismos. Obviamente no habrá sorpresas: o es Salvador Illa o es Carles Puigdemont, pero sí provocará que el cronómetro se ponga en marcha y, por tanto, que el “agraciado” salga a la tribuna los días 27 y 28 de este mes de junio. Como es obvio y tal como les explicaba El Mundo Financiero en el artículo publicado el pasado el martes titulado Puigdemont 1, Illa 0, nada es lo que parece en la política catalana. De tal modo que corre el rumor que, sabiendo ambos contendientes que ninguno quiere ser el primero en presentarse, dejen desierta esa oportunidad y se lo jueguen todo allí por finales de agosto y antes del 27, fecha en la que el Parlament se disuelve automáticamente convocándose nuevas elecciones para el 13 de octubre, dándose así plazo de sobras para negociar.

Las causas para dilatar los tiempos son semejantes para ambos contendientes, en el sentido que ninguno de ellos tiene cerrado los pactos y adhesiones y, por tanto, la suma suficiente de votos para ganar la presidencia de la Generalitat. Ambos cortejan a una ERC que está más muerta que viva debido a su descabezamiento interno al dimitir el aún presidente en funciones, Pere Aragonés, gracias al pésimo resultado en las elecciones catalanas, lo que ha provocado que el partido cambie de opinión dependiendo del líder con el que se sienten a negociar. Tal es el desconcierto que la secretaria general online (desde Suiza), Marta Rovira, llevó personalmente con Rull y Puigdemont la negociación para la Mesa del Parlament dándole a Illa un portazo en toda la cara. Mientras, su presidente honorífico dimitido pero que quiere presentarse a las próximas elecciones internas de noviembre, Oriol Junqueras, estaba negociando un pacto de izquierdas con comuns y socialistas. Como el que habían cerrado en el Ayuntamiento de Barcelona y que desde el viernes pasado ha sido “congelado” hasta nuevo aviso. Madre mía, ¡que lio!

Como es natural a Salvador Illa se le ha puesto cara de haber perdido el combate y se teme lo peor. Y a Sánchez, aunque intente disimular ante la prensa, radio, telenovelas y cartas de amor dignas de competir con Corín Tellado, le ocurre lo mismo. Y eso los secesionistas lo saben. Vaya si lo saben… Huelen la sangre a 600 kilómetros y están dispuestos a devorar la presa como sólo ellos conocen: extorsionándoles con leyes y concesiones teóricamente imposibles de aprobar en el Congreso de los Diputados de belén del Psoe. Digo lo de belén porque cada vez que miro a sus señorías socialistas me parecen más figuritas y menos diputados. Sólo respiran cuando lo indica Ferraz o Moncloa, que es lo mismo, y aguardan impávidos los acontecimientos hasta el momento de mover el dedito para tocar la teclita adecuada al votar. Para lo que han quedado…

Como la vida sigue, ahora le toca el turno de extorsión a ERC quienes no se han escondido y han empezado a “largar” este fin de semana que no les vale sólo con esos 15.000 millones de euros de condonación de la deuda, que ya sacaron al Psoe hace un par de meses, si no que quieren 22.000 euros más anuales de ingresos sin justificar para Cataluña, dicen ellos, por aquello de compensar la deuda histórica. Y, por si faltaba algo, que se firme por escrito con el gobierno español socialista el compromiso del acuerdo económico fiscal, es decir, lo mismo que tiene el País Vasco o Navarra, que ellos no van a ser menos. En definitiva, que Cataluña quede fuera del régimen común y establezca una "relación bilateral" con el Estado para "recaudar todos los impuestos e invertirlos en función de las necesidades de los catalanes". "Queremos la caja y la llave de la caja", comentan los republicanos, además de un blindaje de la lengua catalana y la cesión total de Rodalíes (Cercanías), no vía consorcio como había diseñado el Ministerio de Óscar Puente.

Obviamente Sánchez ha empezado a mover a todos sus ministros y estos ya están respondiendo que van a analizar hasta el último detalle, para seguir haciendo que unos pocos catalanes que perdieron las elecciones hace cinco semanas sigan extorsionando a España. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, indicó la pasada semana que el Gobierno ofrecerá a Cataluña una "financiación singular" que tenga en cuenta las "peculiaridades" de la comunidad. Claro que de eso a “entregar las llaves de la caja” como quiere Marta Rovira hay un trecho difícil de recorrer y difícil de aceptar por el resto de autonomías, incluso por las escasas en las que participa el Psoe en el poder. En cuanto a imposición de la lengua catalana es difícil rebatir las sentencias del Supremo y del Constitucional para que el castellano desaparezca de Cataluña como quieren los independentistas, por lo que la tarea resulta imposible y sólo apta para “gestitos” que no aportan soluciones agradables para los independentistas. Y el tema del traspaso total de Cercanías es absolutamente anticonstitucional se mire como se mire. Pese a que el servicio ya es titularidad de la Generalitat, la infraestructura (las vías) y los trenes son cosa de Adif y Renfe, respectivamente, ambos organismos estatales no “recortables”.

Y todo esto debe ser de obligado cumplimiento para que el independentismo pueda alcanzar el cénit: primero independencia en comunicaciones viarias y ferroviarias, en gestión de infraestructuras aeronáuticas, gestión de puertos y control policial del mar, en gestión del “territorio”, alcanzando la independencia fiscal como pasos anteriores al referéndum y a una definitiva “desconexión”. Esa es la auténtica hoja de ruta del independentismo catalán que no quiere otra cosa que devolver al estado español el 155 a través del “trágala” del gobierno socialista. Lo disimulan con una negociación para conceder a Salvador Illa la presidencia de la Generalitat cuando saben que Illa no pinta nada en esos temas. Porque realmente lo que de verdad les importa es seguir extorsionando a España. Esta es la auténtica “singularidad” catalana: aprovecharse de la debilidad del contrario, aunque sea mucho más fuerte, a cambio de mantener en el asiento a un tipo salpicado por supuestos casos de corrupción, prevaricación o tráfico de influencias en su alrededor. A eso le llaman “quid pro quo”. Y, mientras, Puigdemont limándose las uñas esperando su golpe de gracia final.

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