Uno de los trabajos más significativos dentro de esta nueva ola es El Espíritu de la frontera, de Eduardo L. Prieto. A través de una escritura lúcida y envolvente, el autor construye un relato coral y fragmentado sobre aquellos que quedaron en los márgenes de un sistema que, en teoría, prometía integración tras la caída de la dictadura franquista. Pero el libro no se limita a la nostalgia o la denuncia: rescata con sensibilidad la dignidad de quienes, desde el anonimato, levantaron hogares, defendieron ideales y soñaron una vida mejor en calles carentes de modelos a seguir que distaban mucho de reconciliarse.
A través de la política, el fútbol, la música, el amor, la amistad y las drogas, Prieto retrata a una generación marcada por la contradicción: la esperanza de un país nuevo convivía con la crudeza del día a día. Y es ahí donde Moratalaz se convierte en escenario privilegiado: un espacio liminar, de frontera, donde lo urbano y lo rural, lo oficial y lo clandestino, lo colectivo y lo íntimo se entrelazan para dar forma a una identidad propia, donde los sueños de superación sus protagonistas centran una interesante trama.
Pero esa época también estuvo atravesada por sombras que El Espíritu de la frontera no elude. El acoso escolar, la violencia entre pandillas y el impacto del terrorismo etarra en las aulas y en los hogares son parte del trasfondo que define los años de la Transición. En muchos institutos del distrito, los chavales aprendían a esconder el miedo detrás de una pose desafiante, mientras los telediarios traían noticias de bombas, secuestros y amenazas que afectaban a todos, incluso en la lejanía. Moratalaz, como tantos barrios obreros, supo resistir también esos embates desde la fortaleza de sus redes vecinales, sus parroquias comprometidas y su tejido asociativo.
Con más de setecientas páginas, este primer volumen —el inicio de una saga proyectada en cuatro entregas— marca un excelente debut literario para Eduardo L. Prieto. Gracias a su sólida formación y a una mirada cargada de sensibilidad, consigue atrapar al lector, que no solo comprende, sino que vive en primera persona cada historia narrada entre las calles de Moratalaz y sus aledaños.
Esta ópera prima formará parte de uno de los capítulos de mi próximo libro Moratalaz. No hay dos sin tres —tras Moratalaz, 9000 años de historia (2023) e Historia de Moratalaz. Otros aspectos (2024)—, donde abordaré cómo una nueva literatura emerge con fuerza en el distrito. Una literatura que ha venido, irremediablemente, para quedarse entre nosotros.