En el tejido empresarial en general, es frecuente encontrar una concepción limitada delasesoramiento financiero. Muchas empresas siguen confiando únicamente en las entidades bancarias con las que trabajan y suponiendo que, solo con ellas y su asesor fiscal, es suficiente para tomar decisiones clave.
Como profesional del sector opino que esto, lejos de ser suficiente, genera una gran carencia estructural:
-El asesor fiscal cumple el objetivo de llevar tus impuestos en regla (cifra de negocio, resultados, etc.)
-El asesor financiero acompañara aportando la estrategia que la empresa necesita en las finanzas, con planificación, análisis y criterio técnico.
En resumen, contar con un equipo especializado en estos temas llevará a la tranquilidad financiera de la empresa, permitiendo esto que solo necesiten centrarse en pensar en crecer.
UN ASESOR FINANCIERO ES EL UNICO MODO DE CONSEGUIR PRESTAMIZAR
BIEN UNA EMPRESA, LOGRANDO APORTAR BASES CONSOLIDADAS CON LOS
PRODUCTOS QUE NECESITA REALMENTE SEGÚN SU ACTIVIDAD,
ESTRUCTURA, FACTURACION, PROTOCOLO DE VENTA Y COBRO, PUDIENDO
BUSCAR LA FINANCIACION ADECUADA, CON FINANCIACION TRADICIONAL O
ALTERNATIVA.
Nos encontramos ante una gran oportunidad y responsabilidad de cubrir ese vacío.
Captar empresas no es solo una labor comercial, sino una labor pedagógica: debemos hacer visible el valor que aportamos cuando se nos integra en la toma de decisiones de negocio.
El modelo tradicional es limitado.
La dependencia de los bancos y de los asesores fiscales no es casual. Hay una inercia cultural, construida durante décadas, que lleva a los empresarios a pensar que con esas
dos figuras ya están “asesorados”. Veamos por qué:
- Confianza histórica en el banco: Muchos empresarios llevan toda la vida trabajando con su entidad financiera. Ese vínculo emocional hace que no cuestionen las recomendaciones, aunque sean parciales o interesadas.
- Rol ampliado del asesor fiscal: En muchas pymes, el asesor fiscal termina asumiendo tareas de planificación o incluso de gestión, sin estar especializado en ello. Se valora su cercanía y disponibilidad, pero rara vez se le exige una visión estratégica.
- Poco conocimiento del asesor financiero: Todavía hay mucha confusión entre contabilidad, fiscalidad y finanzas. El empresario medio no entiende claramente qué hace un asesor financiero ni en qué se diferencia de los demás.
- Falta de cultura de análisis: Muchas decisiones se toman “a ojo”, por intuición o urgencia. Se gestiona el día a día, pero se ignoran los datos, los escenarios y la planificación. Sin análisis financiero, el riesgo aumenta y la eficiencia disminuye.
¿Cómo posicionarnos como asesores financieros?
Debemos construir un mensaje claro, concreto y útil. No basta con decir lo que somos; hay que demostrar qué problema resolvemos y qué impacto generamos.
- Conectar desde el beneficio, no desde el concepto
Ayuda a conectar con la lógica empresarial. Es clave hablar su idioma y aterrizar nuestras propuestas.
- Ofrecer una primera sesión estratégica sin compromiso.
Proponer un diagnóstico inicial, donde detectemos puntos ciegos financieros, revisar estructura de costes, financiación, tesorería o su rentabilidad por línea de negocio muestra rápidamente áreas de mejora.
- Aliarse con asesores fiscales y no competir
Podemos convertirlo en un colaborador., pueden derivarnos casos o colaborar en proyectos conjuntos.
4.. Aportar una visión más allá de los números, mirar ratios se queda corto. El valor está en conectar las finanzas con la estrategia de negocio.
El asesor que ayuda a tomar decisiones, se convierte en figura clave. El empresario que hoy no te necesita, pensará en ti cuando surja el momento.
Casos típicos donde podemos intervenir
Muchas veces, la empresa no sabe que necesita un asesor financiero, pero tiene síntomas claros de que algo falla.
- Tiene beneficios, pero nunca hay liquidez.
- No sabe si sus precios cubren costes reales.
- Depende de líneas de crédito caras e ineficientes.
- Va a invertir, pero sin un plan financiero sólido.
- No entiende por qué el negocio no escala, aunque vende más.
Detectar esas situaciones, explicarlas y proponer soluciones concretas es lo que abre la puerta a una relación de confianza.
El reto: pasar de “extra” a imprescindible.
NO somos un coste, sino una inversión: quien nos integra en la toma de decisiones, gana claridad, ahorra errores y crece con mayor seguridad pasar de “consultores puntuales” a “aliados estratégicos.
En resumen
Cambiar una mentalidad empresarial que lleva años funcionando con inercias obsoletas. El banco y el asesor fiscal cumplen su papel, pero no sustituyen la figura de un asesor financiero. Quien lo entienda y apueste por profesionalizar sus finanzas, estará un paso por delante.
El reto está en hacer visible ese valor, comunicarlo con claridad y convertirnos en una figura cercana, comprensible y útil.
Sin más agradeciendo la oportunidad de expresar mis líneas a toda la directiva de la asociación de intermediarios (AIF).
UN AFECTUOSO ABRAZO A TODOS