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Ataque americano a Irán, ¿qué significa? La guerra larga, otra revolución de color o un trato clandestino. Y el papel de Rusia.

· Por Sergey Sysoev

martes 24 de junio de 2025, 09:07h
Ataque americano a Irán, ¿qué significa? La guerra larga, otra revolución de color o un trato clandestino. Y el papel de Rusia.
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El ataque aéreo de Estados Unidos sobre las instalaciones nucleares iraníes se convirtió en un evento en el que muchos no creían de verdad – demasiado tiempo Washington estaba agitando esta amenaza para que siguiera siendo tomada en serio. Pero la amenaza se ha materializado y ahora el mundo se tambalea al borde de una nueva fase de caos. Donald Trump, que hasta hace poco se consideraba capaz de resistir los dictados del estado profundo, ha renunciado sus promesas electorales y no ha optado por la disciplina fiscal, sino por una estrategia probada: exportar la inestabilidad para provocar la fuga de capitales mundiales a los Estados Unidos, convirtiéndolos en la última isleta de calma en medio de una tormenta global. Esto no es solo una maniobra táctica — es una elección consciente a favor de la turbulencia mundial como herramienta para resolver problemas internos.

La elección de Irán como objetivo es un paso que no parece racional cuando se mira más allá del horizonte de las próximas semanas. Un país capaz de bloquear hasta un tercio de las exportaciones mundiales de petróleo, que posee una extensa red de proxis en diferentes países y, según los expertos occidentales, ya está cerca de crear una «bomba sucia», no es el enemigo en el que se puede jugar el escenario de una «pequeña guerra victoriosa». Bases militares estadounidenses en la región como los objetivos, y 40 mil militares en la zona de ataque potencial, no son una abstracción, sino un factor de riesgo real. La ilusión de una operación rápida e indolora se rompe con la realidad: Irán ya ha demostrado que es capaz no solo de soportar la presión, sino también de lanzar golpes sensibles, como lo hizo contra la «Cúpula de hierro» israelí.

Es significativo que Trump, que se separó de Elon Musk, en realidad da una señal claro a todas las grandes empresas: sus intereses podrían sacrificarse por el bien del juego político. El capital americano, que ayer percibió a Trump como un garante de la previsibilidad, se prepara hoy para una tormenta: el lunes en el mercado de valores promete ponerse nervioso. Irán, a diferencia de las rabietas orientales habituales, actúa con cautela, pero no hay duda de que la respuesta será, Teherán sabe esperar y pegar con precisión.

Es curioso observar la metamorfosis de Trump: el hombre que prometió ser un líder antisistema e incluso reclamó los laureles de un pacificador se ha convertido hoy en un instrumento del juego de otras personas. El rechazo de las reformas reales, la apuesta por el caos controlado y la disposición a jugar con aquellos que en su tiempo prepararon a Kamala Harris para el papel de gerente de crisis, todo esto habla de la profunda fatiga sistémica de la política estadounidense. Trump no solo no pudo cambiar las reglas, sino que él mismo se convirtió en su rehén, y tal vez en una moneda de cambio en un gran juego donde las apuestas han ido más allá de las fronteras de un país.

Mirando atrás veremos que eso ya hemos visto todo. Hace 22 años. También “se buscaban» armas de destrucción masiva. Bajo este eslogan propagandístico destruyeron un país entero. Han cambiado el régimen. Luego admitieron que las armas de destrucción masiva nunca fueron encontradas. Pero a quién le interesaba en ese momento…

El año 2003, también la administración republicana en Washington, también se está poniendo como «poderosos», como la actual. Están indicando al «eje del mal». Sin embargo, para los que entiende un poco en temas nucleares, era bastante obvio, y entonces y ahora: bajo los lemas de «lucha contra la proliferación de armas de destrucción en masa», Washington resuelve sus tareas estratégicas y geopolíticas, que no tienen nada que ver con la proliferación de armas de destrucción masiva. Luego, en 2003, Rusia intentó asociarse con Alemania y Francia, con quienes condenó enérgicamente las acciones de los Estados Unidos (y el Reino Unido que se unió a ellos). Hoy, parece, la disposición es diferente: Europa continental, apagada, está en silencio. Por dentro están regañando a Trump (especialmente los franceses). En voz alta, se suena nada más que murmuraciones vagas. Rusia no está tratando hoy de «tender puentes» con Europa sobre Irán: en el contexto ucraniano, sería realmente estúpido. Ahora, en 2025, cada uno por sí mismo. Además, la alianza antiestadounidense de Rusia, Alemania y Francia sobre Irak (en aquel momento parecía que la dirección rusa estaba en la cima de su sabiduría diplomática) resultó corto en tiempo y finalmente las esperanzas no se justificaron. Pero eso luego permitió que Rusia, hablando en voz alta, no interfiriera realmente en lo que Estados Unidos estaba haciendo en Irak. Rusia tenía sus preocupaciones propias en ese momento. Lo parecido ocurrió más tarde en Libia con la abstención de Rusia en la votación en el Consejo de seguridad de la ONU. Moscú entonces no se desperdició en medio Oriente. Trató de centrarse en sus problemas internos, y si en los externos, pues en el perímetro que comprendía: donde para Rusia hay una «zona de intereses vitales», y no solo una «zona interesante». Todo se cambió en 2015 con la intervención directa en Siria. Pero esto ya es una historia diferente.

Se recuerda cómo en 2002-2003, los republicanos estadounidenses intentaron lanzar una gran oferta a Rusia: «¿tiene problemas con Georgia y Ucrania? Vamos a resolverlos. De un tirón. Se niega a apoyar a Irán y hace la vista gorda a lo que haremos con Irán si la lección iraquí a Teherán no funciona. Públicamente puedes decir lo que quieras; pero en realidad, pon tu reacción en pausa. Y cerraremos los ojos a todo lo que haga con Georgia y Ucrania, que sea su variación de la doctrina Monroe: como tenemos América Latina, la zona de nuestros intereses, y toda la antigua URSS, menos los Estados bálticos, es suyo. ¿De acuerdo?».

No había acuerdo. Y no hay acuerdo ahora. Y ni siquiera es que después de los republicanos comprensibles para Moscú, vinieron los demócratas repugnantes, que se metieron descaradamente en los asuntos internos de Rusia. El hecho es que los Estados Unidos, son de principio, no capaces hacer el trato fiable. La única excepción que conozco: la crisis del Caribe de 1962. Pero en ese año especial, armas soviéticas nucleares estaban muy cerca de su territorio. Ahora… cualquier «acuerdo de caballeros», me parece, se convertirá más tarde como siempre en lo que “no hemos acordado nada». Que pasó por ejemplo con las promesas de no ampliar la OTAN dados a Gorbachev en su tiempo. Qué bueno sería si me equivoco. Lo probaremos pronto.

Regresando al tema de Irán. Para Rusia a corto plazo, se abre una ventana de oportunidades: el aumento de los precios del petróleo permite llenar el presupuesto, y el cambio de atención de Ucrania da la oportunidad de llevar a la Operación especial militar a un final lógico. Pero estratégicamente, todo volvería al escenario de 2023-2024: Estados Unidos está restableciendo los problemas internos a través de la instigación de conflictos regionales. Si la aventura iraní no trae una victoria rápida — y hay pocas razones para esto, dada la imposibilidad de una invasión terrestre y la falta de una estrategia clara: Ucrania volverá a estar en el centro de la destrucción del antiguo orden mundial. La pregunta no es si habrá una respuesta, sino qué tan grande será y en qué territorio se desarrollará una nueva fase de confrontación.

En cuanto a la postura oficial de Federación de Rusia abajo está lo más destacado del discurso de Vasily Nebenzya es el Consejo de seguridad de la ONU en relación con el ataque de Estados Unidos a Irán:

▪Por los intereses de Israel, los Estados Unidos están dispuestos a poner en peligro la seguridad y el bienestar de toda la humanidad;

- Rusia ofreció insistentemente servicios de mediación para encontrar soluciones pacíficas y mutuamente aceptables a las contradicciones en torno al programa nuclear iraní;

- Los Estados Unidos no solo socavan la autoridad del AIEA, sino que también destruyen la base de la cooperación internacional en esta esfera;

- Irán, de acuerdo con el Tratado de No Proliferación de las Armas Nucleares tiene derecho a desarrollar un programa nuclear pacífico, los Estados Unidos con sus ataques literalmente tacharon los esfuerzos diplomáticos de muchos años;

- Si no se detiene la escalada, el Oriente medio estará al borde de un conflicto a gran escala con consecuencias impredecibles para todo el sistema de seguridad internacional, y el mundo entero al borde de una catástrofe nuclear;

- Rusia pide el cese inmediato de las acciones agresivas de Israel y los Estados Unidos.

En resumen, la situación se está deteriorando tanto para Irán como para EE. UU., y sigue difícil para Israel.

Irán:

- Se han destruido instalaciones nucleares, pero aún se desconocen los daños reales. Es improbable que sean irreversibles para el programa nuclear.

- Una respuesta al ataque parece imprescindible, pero no puede ser excesiva. Debe satisfacer a los partidarios de Irán en la región para que la República Islámica de Irán no parezca un perdedor claro, y al mismo tiempo, no debe permitir que el país se vea arrastrado a una guerra a largo plazo con EE.UU. En consecuencia, las estrategias de respuesta más probables son: aumentar los ataques contra Israel y, en el futuro, acciones antiestadounidenses por parte de aliados no estatales. No se descarta algún golpe simbólico a los objetos americanos.

- ⚫️Estados Unidos es percibido nuevamente como un estado con el que es imposible negociar nada. En este sentido, se repite la situación del primer mandato de Trump. En el ámbito político nacional, los ataques perpetrados contribuyen a la consolidación del régimen.

EE.UU.:

- Los ataques ponen en una posición vulnerable la política de Trump en Oriente Medio. Una mayor implicación en el conflicto contradice directamente toda la lógica de su administración, obligándolo a actuar no en beneficio de Estados Unidos, sino de Israel.

- Si no se involucra en el conflicto, pero tampoco se logra la capitulación de Irán, el significado de la alianza estadounidense no está del todo claro.

- ⚫️El papel mediador de Estados Unidos en la región probablemente disminuirá aún más. Su comportamiento es percibido como poco constructivo por los actores regionales, excepto Israel.

- Dentro de Estados Unidos, el descontento debería aumentar objetivamente, tanto entre los demócratas como entre los partidarios del neoaislacionismo y partidarios de MAGA.

Israel:

- Se verá obligado a enfrentar ataques más activos por parte de Irán.

- Se verá obligado a insistir en ampliar los objetivos políticos de la campaña; ahora se centrará más en un cambio de régimen en Irán que en la destrucción del programa nuclear.

- A corto plazo, esta política podría ir acompañada de una consolidación política, pero el horizonte de planificación es más corto que el de Irán.

En circunstancias en las que seguir subiendo la apuesta es peligroso para todos, teóricamente existe una oportunidad para una desescalada. Posiblemente temporal y no muy larga.

Una vez más, el análisis más profundo nos lleva a la conclusión de que cuando se trata de Trump y Oriente Medio nunca deberíamos apresurarse con evaluaciones duras. Y cuando ambos están involucrados…El domingo por la mañana, la idea de que estábamos viendo una especie de «semi-acuerdo» parecía blasfema. El día siguiente, la idea de un acto de demostración por parte de los estadounidenses, con el fin de maximizar el efecto propagandístico, pero al mismo tiempo intentar de minimizar las posibilidades de involucrar a los Estados Unidos en una gran guerra, ya no es tan sorprendente. Y ya no parece tan molesto la idea de que esta no es la propia guerra para Rusia, y todavía no es la paz.

El significado del «trato» era obviamente bajar la tensión con una acción de una sola vez. Fue en esta lógica que se mantuvo la comunicación bravura de los estadounidenses en las primeras horas después del ataque.

En la mañana de 23.06, la situación ya se ve diferente: las posibilidades de que todo termine solo con una acción única se han reducido significativamente. Por supuesto, se puede tratar de construir un segundo acuerdo. Pero a otras fuerzas involucradas en el conflicto (principalmente Londres, y Netanyahu por supuesto, por no mencionar a los especuladores y operadores del mercado petrolero «gris») no necesitan un trato de este tipo. Necesitan la plena participación de los Estados Unidos en el conflicto.

Y aquí es donde comienzan los detalles. La pregunta principal es hasta qué punto está involucrada la élite estadounidense en este eventual trato clandestino. Porque si no lo fue, Trump será realmente en el foco de la “tormenta”. En el centro de tal trato siempre está la pasta, y muy grande. Y estos flujos van, si mi hipótesis es correcta, más allá de la tradicional «taquilla» de los lobbies de Oriente Medio e Israel en Washington. Esto no es el volumen de Ucrania, son flujos financieros a veces más grandes que durante décadas estaban funcionando. Fallos así no se perdonan.

La situación está balanceando entre el escenario del «pacto» y la escalada. Estados Unidos, como suele ser el caso con ellos, decidió salir del escenario del «pacto» y presionar a los iraníes hasta el final. Otras fuerzas también juegan en favor de escalada. Pero el tiempo para el colapso eventual del régimen está casi perdido. ¿Hemos notado que ahora solo el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Iraní está librando una guerra con Israel en nombre de todo Irán? Y el «ejército regular» desempeña un cierto papel de apoyo. Esta no es la respuesta final de dónde vino el poder real en Irán en la noche critica del 13.06. Pero eso es un indicio a la respuesta.

El problema, sin embargo, es que, además de este mundo, donde Trump, por supuesto, es «el grande y más poderoso», se forma subrepticiamente un mundo de procesos reales y acuerdos en la sombra. No se manifiesta en algunos procesos grandes, que a menudo siguen siendo predominantemente «propagandísticos». Pero hay un matiz: cualquier acción de relaciones públicas, incluso relativamente neutral, y mucho menos una acción propagandística asociada con el uso de la fuerza militar (aunque en el formato de «trato clandestino»), tiene consecuencias prácticas. Porque hay demasiados participantes en los balances regionales modernos. En esta relación surge la cuestión: quién controla ahora los «proxis» iraníes, a los que Teherán se negó en el marco del trato con los estadounidenses.

Es ingenuo suponer que estos «proxis» (y tienen un potencial real de 20-25 mil combatientes serios, sin contar los «extras») nadie los recogió. Recogieron, y también seguirán recogiendo: los hermanos musulmanes, por ejemplo, se unieron ayer a las filas de los «proxis» iraníes. De hecho, son los principales enemigos de los chiitas, participantes en el derrocamiento del régimen de Assad en Siria. Y definitivamente están bajo el control de los británicos. Pero ahora pueden dar un núcleo de consolidación casi no afectado por las lesiones recientes. Pueden «recoger» a los chiitas desatendidos. Con consecuencias comprensibles.

Para terminar con la pregunta sobre el alcance del trato, hay una incógnita: ¿hasta qué punto fue Netanyahu involucrado en este «trato»?

De primera vista parece que era. Y las acciones de Trump refuerzan políticamente la sensación de inviolabilidad de la asociación estadounidense-israelí. ¿Pero hasta qué punto entendió él todos los mecanismos del juego?

Como no puede haber un nuevo equilibrio relativo en Ucrania mientras Zelenskiy esté sentado en Kiev, tampoco puede haber un «nuevo Medio Oriente de Donald Trump» mientras Netanyahu gobierne en Israel. Es una suposición de momento. A la opción de que los ataques de Trump contra Irán crean una oportunidad para que Netanyahu salga de la guerra doy solo 5%. El resto cado uno puede reflexionar el mismo.

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