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El pueblo chino se ha puesto en pie

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· Por Marcelo Muñoz, Presidente de la Fundación Cátedra China, Embajador de amistad con el pueblo chino

miércoles 08 de octubre de 2025, 08:44h
Hoy, a nadie que siga mínimamente la evolución de China le sorprenderá esta frase. Pero conviene recordar que fue pronunciada por Mao Zedong el 1 de octubre de 1949. En aquel momento, la Plaza de Tian’anmen estaba colmada de soldados exhaustos, con los restos de sus armas, muchos de ellos desarrapados, que celebraban una victoria lograda tras mil batallas. Era la victoria contra la brutal agresión colonial de las potencias extranjeras —desde la invasión franco-británica en 1840 hasta 1945—, contra la masacre perpetrada por la invasión japonesa, calificada por algunos como un verdadero genocidio asiático (1931-1945), que dejó más de 40 millones de víctimas, en su mayoría chinas. Era, en definitiva, la victoria de un pueblo que había librado una lucha de más de un siglo para recuperar su independencia y poner fin al llamado “siglo de humillaciones”.
El pueblo chino se ha puesto en pie
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En verdad, “el pueblo chino se ha puesto en pie”. Y esa victoria múltiple, conquistada a sangre y sacrificio, merece ser conmemorada siempre.

Aquellos soldados venían de ganar mil batallas. Pero no estaban solos: junto a ellos se encontraban dirigentes políticos de talla excepcional, estrategas de largo alcance, con Mao al frente, que guiaron la resistencia, liberaron territorios, establecieron gobiernos bajo la dirección del Partido Comunista y comenzaron a reconstruir un país devastado. Desde entonces, cada 1 de octubre se celebra esta gesta histórica.

El pueblo chino se levantó con un Partido fuerte, con un Ejército bien entrenado, con líderes profundamente vinculados a su gente y con miles de militantes formados en las tareas de gobierno, curtidos en el combate militar y en la acción política. El 1 de octubre de 1949 marca, así, una fecha histórica: el día en que China se liberó de la injerencia extranjera y del régimen de Chiang Kai-shek, e inició una nueva etapa bajo la dirección del Partido Comunista, decidida a recuperar el lugar que el Imperio del Centro había ocupado en el mundo, ahora con nuevos liderazgos y nuevas políticas.

No olvidemos el contexto: se inauguraba la Guerra Fría, con Estados Unidos como potencia hegemónica en Occidente, furiosamente anticomunista y empeñada en impedir la victoria de las tropas de Mao mediante asesores militares, armas y millones de dólares en apoyo al régimen de Chiang. Sin embargo, triunfó el pueblo chino: 151 millones de habitantes —el 18% de la población mundial de entonces— que supieron ponerse en pie.

Estados Unidos, aunque no se atrevió a frenar directamente esa victoria, excluyó a China de la arquitectura mundial diseñada en Bretton Woods. Pero la respuesta de China fue promover la Conferencia de Bandung (1955), origen del Movimiento de Países No Alineados, un foro que defendió la independencia de los pueblos y la eliminación del colonialismo, con un papel protagonista de China.

Estados Unidos, además, vetó a China en la ONU colocando en su lugar a Taiwán, dominado por la flota norteamericana. Aquella injusticia duró hasta octubre de 1971, cuando la Asamblea General reconoció finalmente a la República Popular China y su asiento en el Consejo de Seguridad. Apenas dos años después, en pleno recrudecimiento de la Guerra Fría, Nixon visitaba Beijing para establecer relaciones diplomáticas, sin lograr convertir a China en aliado. Para entonces, ya estaba claro que el pueblo chino se había puesto en pie.

En 1974, Deng Xiaoping, rehabilitado como ministro de Exteriores, pronunció en la ONU su célebre discurso sobre los Tres Mundos, que se convirtió en referente de la geopolítica durante décadas, hasta el surgimiento de las nuevas fórmulas multilaterales como los BRICS, la OCS o la ASEAN.

China en 2025: un nuevo sentido de victoria

Hoy, 1 de octubre de 2025, China celebra también su victoria tras nuevas batallas, esta vez políticas, libradas desde 1989, con altos costes sociales y políticos, pero que desembocaron en nuevos triunfos que la han convertido en primera potencia mundial en economía, comercio, educación, tecnología, relaciones multilaterales y capacidad de defensa.

Con razón puede decir de nuevo, y con renovada fuerza: “el pueblo chino se ha puesto en pie”. Pero lo hace sin aspiraciones hegemónicas, sino avanzando paso a paso hacia una prosperidad compartida con todos los pueblos del mundo.

No obstante, Estados Unidos sigue al acecho, con toda clase de estrategias y falacias para contener este avance. China, por su parte, mantiene firme su rumbo en el socialismo con características propias, un proyecto de largo plazo que exige seguir “cruzando el río piedra a piedra”.

Están aún pendientes victorias como la consolidación de la Nueva Ruta de la Seda, cuyo horizonte inmediato es 2049 y cuya segunda fase mira ya hacia 2100, con la plena conectividad global. O la ampliación de los BRICS, de la OCS y la articulación con ASEAN, Asia Occidental y Australia.

Un futuro aún por escribir

Este 1 de octubre de 2025 celebramos victorias concretas, grandes avances y el reconocimiento de China como primera potencia mundial. Pero el camino no ha concluido.

Con todo, y aun con las dificultades pendientes, podemos afirmar con satisfacción: ¡Viva la Fiesta Nacional de China! ¡Vivan todas las victorias que hoy conmemoramos! Y viva el presidente Xi Jinping, que conduce con firmeza esta etapa histórica, avanzando piedra a piedra en el río del porvenir, hacia nuevas victorias que aún esperan.

Marcelo Muñoz
Presidente de la Fundación Cátedra China
Embajador de amistad con el pueblo chino
Madrid, 1 de octubre de 2025


VERSIÓN EN INGLÉS

The Chinese People Have Stood Up

Today, no one who follows China’s evolution, even minimally, would be surprised by this phrase. Yet it is worth remembering that it was spoken by Mao Zedong on October 1, 1949. At that moment, Tian’anmen Square was filled with exhausted soldiers, many in rags, carrying the remnants of their weapons, celebrating a victory won after a thousand battles.

It was the victory against the brutal colonial aggression of foreign powers — from the Franco-British invasion in 1840 until 1945 — against the massacre carried out by the Japanese invasion, described by some as a true Asian genocide (1931–1945), which left over 40 million victims, most of them Chinese. It was, ultimately, the victory of a people who had fought for more than a century to recover their independence and to put an end to the so-called “Century of Humiliation.”

Indeed, “the Chinese people have stood up.” And that multiple victory, conquered with blood and sacrifice, deserves to be remembered always.

Those soldiers had won a thousand battles. But they were not alone: alongside them stood political leaders of exceptional caliber, great strategists led by Mao himself, who guided the resistance, liberated territories, established governments under the leadership of the Communist Party, and began to rebuild a devastated country. Since then, every October 1st, this historic triumph has been commemorated.

The Chinese people rose up with a strong Party, a well-trained Army, leaders deeply connected to their people, and thousands of militants trained in governance, hardened both in military combat and in political action. October 1, 1949 thus marks a historic date: the day China freed itself from foreign interference and from the regime of Chiang Kai-shek, and began a new stage under the leadership of the Communist Party, determined to regain the place the Middle Kingdom had once held in the world, now with new leadership and new policies.

We must not forget the context: the Cold War had just begun, with the United States as the Western hegemon, furiously anti-communist and determined to prevent the victory of Mao’s troops, supplying Chiang’s regime with military advisers, weapons, and millions of dollars. Yet it was the Chinese people who triumphed: 151 million people — 18% of the world’s population at the time — who rose to their feet.

The United States, though unwilling to directly block that victory, excluded China from the global architecture being built at Bretton Woods. China’s response was to promote the Bandung Conference (1955), the origin of the Non-Aligned Movement, a forum that defended the independence of nations and the elimination of colonialism, with China playing a leading role.

The U.S. also blocked China from the UN by installing Taiwan in its place, under the protection of the U.S. Navy. That injustice lasted until October 1971, when the General Assembly finally recognized the People’s Republic of China and its rightful seat on the Security Council. Barely two years later, at the height of the Cold War, Nixon visited Beijing to establish diplomatic relations — but failed to turn China into an ally. By then, it was already evident that the Chinese people had stood up.

In 1974, Deng Xiaoping, then rehabilitated as Foreign Minister, delivered his famous “Three Worlds” speech at the United Nations, which became a reference point for geopolitics for decades, until the emergence of new multilateral frameworks such as the BRICS, the SCO, or ASEAN.

China in 2025: a new sense of victory

Today, October 1, 2025, China also celebrates its victory after new battles — this time political ones — fought since 1989, with high social and political costs, but which resulted in new achievements that have made China the world’s leading power in economy, trade, education, technology, multilateral relations, and defense capacity.

With full legitimacy, China can once again declare, with renewed strength: “the Chinese people have stood up.” But it does so without hegemonic ambitions, advancing step by step toward a shared prosperity with all the peoples of the world.

Still, the United States remains vigilant, deploying strategies and false narratives to contain China’s progress. Yet China holds firm to the path of socialism with Chinese characteristics, a long-term project that requires continuing to “cross the river by feeling the stones.”

Victories are still pending, such as the consolidation of the Belt and Road Initiative, with its immediate horizon set at 2049 and a second phase already looking ahead to 2100, when global connectivity will largely be achieved. Or the expansion of the BRICS, the SCO, and deeper integration with ASEAN, West Asia, and Australia.

A future yet to be written

On this October 1, 2025, we celebrate concrete victories, great advances, and China’s recognition as the world’s leading power. But the journey is not yet complete.

Even with these challenges ahead, we can state with satisfaction: Long live China’s National Day! Long live all the victories commemorated today! And long live President Xi Jinping, who is firmly leading this historic stage, advancing stone by stone across the river toward the victories that still lie ahead.

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