La fórmula se basa en un mandato que otorga el cliente a Kutxabank para que gestione de manera profesional y cercana sus ahorros, con el objetivo de obtener una rentabilidad razonable a largo plazo, tratando de minimizar el riesgo y la volatilidad de los mercados, mediante una cartera de inversiones diversificada y flexible.
Al cierre de 2011, coincidiendo con la constitución del Grupo financiero vasco, Kutxabank Gestión contaba con un saldo de poco más de 500 millones de euros en carteras de gestión delegada, repartidos en un total de 5.684 contratos. Con los últimos datos disponibles de finales de mayo de 2016, el volumen ha ascendido a los 4.500 millones antes mencionados, mientras que el número de clientes se ha disparado hasta los cerca de 50.000. En otras palabras, en poco más de cuatro años, tanto el saldo total gestionado como el volumen de clientes y clientas que han confiado en este vehículo se ha multiplicado casi por nueve.
Si al saldo total gestionado en fondos de inversión por Kutxabank Gestión, se suman los de Fineco (Banca Privada de Kutxabank), así como las pensiones y EPSVs, el Banco vasco se mantiene, a nivel de grupo, en el cuarto puesto del ranking de gestoras del Estado.
Éxito en diez años de convulsiones
La exitosa experiencia de los primeros diez años de carteras de gestión delegada de Kutxabank ha tenido lugar en un contexto de extrema convulsión socio-económica: la gran recesión de 2008, la crisis del euro de 2011 y el posterior rescate de varios países, así como otros muchos eventos que han sacudido los mercados, el último de ellos y más sonado, la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
“Hemos acompañado al cliente en situaciones muy complicadas y hemos sido capaces de generar rentabilidades a largo plazo muy atractivas para el bajo riesgo asumido. Estos diez años de experiencia nos avalan, y los clientes que llevan tiempo con nosotros están satisfechos”, asegura Joseba Orueta, Consejero Delegado de Kutxabank Gestión.
El máximo responsable de la gestora de fondos de Kutxabank considera que el primer decenio de historia de las carteras delegadas “avala un modelo de gestión que, a medio plazo, es capaz de aprovechar los vientos a favor, cuando se detectan tendencias y oportunidades, y de protegernos, en la medida de lo posible, cuando los mercados se muestran menos favorables”.