Según la gerente de cuentas nacionales del IBGE, Rebeca Palis, aún es temprano para decir que la crisis ha llegado a su fin.
"Hay que esperar un poco para ver lo que va a pasar este año, la gente tuvo crecimiento en el trimestre, pero fue sobre una base muy deprimida, y si miramos a largo plazo, todavía estamos en el mismo nivel de 2010", resaltó.
El resultado del PIB frustró sobre todo del lado de la demanda.
Los economistas proyectaban un primer aumento de 0,4 por ciento tras ocho trimestres consecutivos de caída en el consumo de las familias, sin embargo hubo una nueva retracción, del 0,1 por ciento, lo cual postergó la recuperación.
También en el tema de la inversión, el retroceso fue más profundo de lo esperado, puesto que las estimaciones indicaban una caída pequeña, del 0,3 por ciento, pero el resultado mostró una caída de 1,6 por ciento.
Lo que explica el resultado positivo es, sobre todo, el crecimiento de 13,4 por ciento de la agricultura, gracias a una cosecha récord, al aumento de 0,9 por ciento de la industria, en virtud de las exportaciones, y a la estabilidad el sector de servicios.
Todas las comparaciones son del primer trimestre, ante el último del año pasado, descontados los efectos estacionales.
El ritmo de retroceso fue el mismo que el verificado en el cuarto trimestre de 2016, es decir que no hubo freno a la caída de las inversiones.
El temor de los economistas es que el PIB retroceda en el segundo trimestre de este año, debido a la crisis política generada a partir de las grabaciones hechas por el empresario Joesley Batista, del grupo JBS, donde Temer presuntamente avala el pago de sobornos.
La crisis política trajo turbulencia a los mercados y afectó la confianza de inversores y consumidores.
Además, el debilitamiento de la base del gobierno redujo la posibilidad de aprobación de reformas estructurales, en especial la reforma previsional, considerada esencial para la sostenibilidad de las cuentas públicas.
El jefe de investigación económica de América Latina del banco Goldman Sachs, Alberto Ramos, cuestionó la política fiscal, al analizar los números presentados este jueves por el IBGE.
Explicó que las cuentas del IBGE mostraron que el consumo privado cayó 9,7 por ciento desde el final de 2014, mientras que el consumo público cayó 2,4 por ciento en el mismo periodo de dos años.
"Esto demuestra que la carga del ajuste macroeconómico en curso continúa cayendo desproporcionadamente sobre el sector privado", dijo Ramos en una nota.
El ex ministro brasileño de Hacienda, Delfim Netto, dijo en un seminario organizado por la Bolsa de Valores de Sao Paulo, que el resultado indica que la economía del país está empezando a mejorar y puede presentar un crecimiento moderado en 2017, de entre 0,2 y 0,4 por ciento.
Al mismo tiempo, Netto lamentó que Brasil pase por un momento de "absoluta incertidumbre" política, por la indefinición sobre el futuro del presidente Temer.
Para él, "la incertidumbre mata al espíritu animal (de los empresarios)", resaltando que la turbulencia política puede afectar la actividad y las reformas estructurales en el Congreso.
Este jueves, la directora ejecutiva de la agencia de clasificación de riesgo Standard & Poor's, Lisa Schineller, dijo que el agravamiento de la crisis política aumenta el riesgo de rebajamiento de la nota soberana de Brasil.
Según Schineller, el debilitamiento del gobierno de Temer reduce la oportunidad de aprobación de la reforma previsional en el corto plazo, aunque destacó como punto positivo el fortalecimiento institucional que traen las investigaciones anticorrupción.