“Astracanadas políticas”. El lema apareció en una mesa de periodistas en el Hotel Hesperia de Madrid. Asistían a un Desayuno, de los que organiza la Agencia de Noticias Europa Press, en el que el orador invitado era el Secretario General de Podemos Pablo Iglesias. Impulsor de la fracasada Moción de Censura al Gobierno del PP, había interés por ver si sus ‘salvas parlamentarias’ pasadas iban a dar paso a algo capaz de convertirse en noticia; y de afirmar la postura de un grupo político que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, había definido como ‘Demoliciones Iglesias’. El lema “Astracanadas políticas” surgió como protesta, junto a una periodista, de El Periódico de Catalunya, cuando, ante el teclado de su tableta, trataba de sacar la enjundia de lo que se decía en la Sala.
‘Astracanes y astracanadas’, musitó un becario barbudo que consultaba Wikipedia. Después, bajó la voz y leyó: ‘Astracán, piel de cordero nonato o recién nacido, fina y de pelo rizado, muy apreciada en peletería. Tejido de lana o de pelo de cabra que forma rizos en la superficie externa. Género teatral que pretende provocar risa usando el disparate. ‘Astracanada’ tiene su origen en la palabra ‘astracán’, que procede de Astrajan, una ciudad rusa del Caspio, centro administrativo del óblast de Astracán y principal base naval de la flota de Mar Caspio de la Armada Rusa.
‘Pesado’, censuró alguien, antes de protestar por el ambiente que creaba Iglesias: ‘Se cree que está en un mitín. Sigue, mejor Wikipedia que la vagancia de un refrito moción de censura para lelos’.
Y el becario continuó: ‘Un Diccionario Literario agrupa los conceptos y define astracán y astracanada como subgénero teatral cómico. En el primer tercio del Siglo XX, fue una salida a la crisis del sainete. Buscaba hacer reír, incluso a costa de la verosimilitud de los argumentos, frecuentemente cayendo en el absurdo y careciendo de calidad literaria.
Tras la lectura del becario, el rato fue pasando. Hubo una búsqueda de Íñigo Errejón al que encontraron con compañía: ERC, PdeCat, Sindicalistas, dos colegas coaligados, y... nadie más. Después, recuento de asistentes (Oye tú, la mitad que con la Colau. Iglesias está perdiendo interés. Hay huecos en el salón). Chascarrillos varios, algunos de mal gusto (Ha venido sin harén de macho alfa. A este paso, Ermitas más que Iglesias). Apostillas (‘¡Será vago!, no lo ha preparado, repite’. ‘Cita a lady Montero’, ‘Tania no está, ni aparece’. ‘Baldoví, baldoviando. Y las Mareas, mareando’. ‘Quiere a Martín Villa en la cárcel’. ‘Este chaval está perdiendo el norte. ¿Lo habrá tenido alguna vez?. A ver si engancha al PSOE en el próximo sainete’)
Y llegaron las preguntas, que el director de Europa Press agrupó en 4 bloques: Situación de la izquierda. Economía. Cataluña. Y un popurri (del francés pot potpourri, literalmente ‘olla podrida’) que dejó para el final.
Algunos tomaban notas mientras Iglesias, con desparpajo, trataba de contestar como suele: mezclando el tafanario con las témporas y éstas con plegarias laicas (si es que las hay) y penitencias para legos, seglares, secularizados y profanos. Y es que, tras la pregunta, con cada respuesta trataba de organizar un mitin. Así, uno tras otro y sin nada digno de mención, ni apunte, fueron pasando los temas: A quien admirar en La Transición. Comida Rajoy-Rivera. Pugnas y tratos con Pedro Sánchez. Qué pedir en una nueva moción de censura. Coincidencias y divergencias entre Podemos y PSOE. Entrevista Rivera-Sánchez. Techo de gasto. Modelo de país. Gestación subrogada. Cifras demográficas. Qué juez ha dicho que el PP es una amenaza para la democracia. Cómo lograr una mayoría alternativa al PP. Cómo reformar la Constitución y armar la plurinacionalidad. Venezuela. Bolivia. Estados plurinacionales europeos. El ayuntamiento de Barcelona y el referéndum. Garzón y la coalición Podemos-IU. Concejales investigados en el Ayuntamiento de Madrid. Errejón candidato a qué. Y... Las relaciones de Podemos con la Prensa.
Al terminar, una mujer resumió la situación con una frase: ‘Estamos a final de junio. Ahora, pantomima ante los leones del Congreso. Cámaras. Ruido. Posturitas. Mejor que se vaya de vacaciones, porque esto cansa.
El becario, mientras, manipuló en su tableta, leyó lo referente a la palabra astracanada, repasó lo del subgénero teatral cómico y sentenció: ‘Sí, mejor vacaciones, porque esto no tiene ni puta gracia’.
Ya de pie, le pedí la tableta, leí y advertí para mí: Puede que sea un sainete, pero no hace reír. Usa argumentos tendenciosos. Manipula cerca del absurdo. Y deforma la verdad.
Devolví el aparato y le confesé al becario: No soy capaz de enjuiciar la calidad literaria del discurso de Iglesias.
¿Calidad literaria?, ¿A quien interesa Pablo Iglesias? - pregunto él.
Hoy, a los 40 años de la primera votación en la democracia moderna, son dos buenas preguntas. Que no contesté y amplié:
¿A la democracia española le vale el Pablo Iglesias de hoy? ¿Son útiles las astracanadas políticas?