Pocas tradiciones catalanas son tan reconocidas como los míticos calçots, esas tiernas cebollas que parecen puerros y abundan sobre todo en la provincia de Tarragona. Las calçotadas son casi una religión en esta época del año, una oportunidad más para reunirse entre amigos o familia en torno a la comida. Su elaboración es sencilla pero laboriosa, que llega hasta carbonizar su parte más blanca a la parrilla para envolverlos en papel de periódico e introducidos en bolsas, terminen finalmente de “hacerse”. De igual manera se preparan a la brasa en todos los restaurantes Timesburg, pero la forma de comerlos es distinta, pues forman parte de su nueva hamburguesa para este mes de enero: “La Calçota”, con tomates de la tierra, una base de lechuga, mayonesa marca de la casa y cómo no, la clásica salsa romesco que siempre acompaña a los calçots, razón principal por la que el babero es imprescindible cuando nos enfrentamos a ellos.
Su carne es 100% ecológica y respecto al pan, en los locales de Barcelona se utiliza el de cristal y en el de Madrid, pan de mollete. Como siempre, tenéis las patatas cortadas a mano de la abuelita María Antonia para completar el festín.
La salsa romesco, parte fundamental de “La Calçota”
No hay calçots sin salsa romesco, cocinada con tomates maduros, ajos, sal, aceite de oliva, ñoras, pan tostado, almendras y avellanas tostadas, vinagre, guindilla y pimientos rojos secos, si bien hay variaciones dependiendo del gusto de los comensales y el lugar. La romesco y los calçots son tradicionalmente consumidos a finales de invierno, que suelen ir acompañados de unas buenas carnes y butifarras, tal y como hacen en la localidad de Valls, por lo que la opción de consumirlos dentro de una hamburguesa como “La Calçota”, no resulta en absoluto descabellada. Su precio es de 8,90€ y tanto en Madrid como en Barcelona está ya disponible.