Siempre a la búsqueda del buen producto de temporada, su carta varía en función de lo que viene de la lonja, la huerta o el campo. Su oferta está disponible tanto en la zona de barra como en el comedor con ‘vistas’ a una bonita corrala.
Tras coger tablas como jefe de cocina, decidió volar ‘en solitario’ para hacerse un hueco con su original estilo en el que prima el respeto al producto. Su socio es Aarón Guerrero, que es actor, sí, pero lleva años inmerso en un mundo que le apasiona y que ya conoce bien, la hostelería. Aquí será fácil verle como parte del equipo, y aunque le encanta meterse en cocina a hacer sus pinitos, esta es territorio del cordobés.
Y es que en La Malaje se apuesta por platos de la cocina de siempre del sur (entiéndase sur también como las Canarias que tanto le han inspirado, claro), que forman una carta con toques muy actuales en la que es difícil elegir porque todo apetece… Desde la Ensaladilla de mama Fina, el Chicharrón de Cádiz, las Pavías de bacalao con alboronía, Sardina ahumada con mazamorra cordobesa, Remojón de naranja y bacalao o la Merluza de pincho en adobo blanco. En carnes llaman la atención el Solomillo ibérico al whisky, el Salpicón de vaca a la antigua la Carne mechá de lomo ibérico de bellota o las Carrilleras de bellota en tomate menciano guisado. Todo son platos de una carta que varía constantemente según la temporada. Por eso lo mejor es dejarse llevar por el menú degustación de cinco u nueve pasos con lo mejor del mercado de cada día, por 40 € o 60 € respectivamente. También dispone de un menú taberna para compartir por 34 €.
Aquí se venera al aceite de oliva virgen extra, el único con el que cocinan, y por eso tienen un espacio para su venta, algunos incluso traídos de ‘casa’ del chef, como el de Pagos de Toral o El Henazar. Destacan también el AOVE Oleo Almanzora y el Oro del desierto de Almería. De Córdoba llega el jamón ibérico de bellota (de Los Pedroches), los vinagres o algunos de los vinos que conforman la genial carta. Además se está convirtiendo en un auténtico templo para los amantes de los jereces, con más de 60 referencias de vinos del sur y más espumosos, generosos, rosados, blancos y tintos, con o sin D.O.
Un lugar con tanta magia en la cocina no podía perder el duende fuera de ella y desde luego que no es así, porque nada más cruzar la puerta del restaurante se siente el buen ambiente. Recibe la barra, que tiene carta propia, divertida e informal y que el fin de semana es non stop; y al fondo, tras un pasillo, la sala. La cuidada decoración es de corte industrial con vigas y ladrillo visto, bombillas desnudas y sillas estucadas en grises y blancos. Unas coloridas macetas del revés con claveles adornan las mesas y en una de las paredes, tras una cristalera, se deja ver una especie de corrala, que hace que cada visita a La Malaje sea un pequeño viaje exprés al corazón de Andalucía.
La Malaje (www.lamalaje.es) tiene capacidad para 40 personas en sala y para 20 más en la zona de la barra entre mesas altas, bajas y barriles. El precio medio es de 35 € en sala a la carta y de unos 15 € en barra. Para facilitar el acceso a quien no vaya en transporte público, la primera hora del parking, situado en el número 11 de la misma calle corre a cuenta del restaurante. El horario de apertura es de 13:00 a 16:00 y de 20:00 a 00:00 horas de lunes a domingo, y durante el sábado y domingo la barra no descansa por la tarde.
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