Veíamos hace una semana que tal y como había sido la actitud de este Gobierno frente a la pandemia no creíamos ver motivos para precipitar el desconfinamiento, porque el riesgo de más muertes de las inevitables sigue ahí, como el virus, y también el riesgo de nuevos colapsos. Incluso aumentados con el invento de la cogobernanza que demuestra a las claras que España no tiene ni plan nacional, con aprovechamiento de los recursos nacionales a nivel patrio, ni capacidad para conducirlo. ¡Ni siquiera ha sido capaz de poder utilizar el ejército para salvar vidas en determinados lugares, humillantemente y sin responsabilidades!
Para eso, mejor quedarse alejados del contagio prudentemente. Eso no quita para que el plan presentado, que ya son distintos planes según regiones, sea una farfolla caótica. (¡En caso de colapso Guadalajara está mejor que Madrid…!) ¿Tan difícil es desplazar temporalmente médicos alcarreños a Madrid en caso de emergencia?, en fin...) También apuntábamos las razones que, para muchos, invitaban a exagerar el ritmo del desconfinamiento. Lo más grave que ha hecho este improbable Gobierno ha sido la utilización de la situación de alarma para retorcer leyes y hábitos democráticos. Ejemplos son la consolidación del elemento del Gobierno anti sistema en el CNI, el acogotamiento de facto de la mecánica judicial, la facilitación de indultos inminentes, etc… Y ahora la “cogobernanza “que ha llegado para quedarse. Nada que ver con la amenaza sanitaria (ni con el programa electoral del Psoe, por cierto) y gravísimos actos políticos que hay que combatir con todos los medios políticos y legales al alcance y que debemos explicar constantemente para levantar el cloroformo que parece empapar a los votantes españoles. Pero no poniendo en riesgo sus vidas, hasta dónde sea posible. ¡Pero no olvidemos, ni perdonemos!
Y finalmente, también oímos cosas extravagantes en cuanto al “apartamiento” de los mayores y las barreras establecidas. Por ejemplo, no reincorporar a la actividad a mayores de ¡59 años! Hay que tener mucho cuidado con esas discriminaciones, tal vez inconstitucionales, y con la decisión de la “barrera”. Primero para no perder la experiencia y el capital humano enriquecido de muchos seniors, un mal que padece, por ejemplo, la clase política gobernante española. Y segundo por las dificultades de implementación. ¿Vamos a hacer Ertes para los mayores de 60 en educación, profesiones liberales, médicos, … reincorporando sólo a los trabajadores más jóvenes? ¿O los vamos a despedir siete o diez años antes de la edad de jubilación cuando intentamos retrasarla? Es una barbaridad. Precauciones redobladas, de acuerdo, pero apartarlos del desconfinamiento productivo antes de los 70 o incluso 75 años, me parece una falta de respeto a las canas muy destructivo para la producción y para los ciudadanos.