Cierto que se han notado alguna ausencia, y más que ello, la falta de atractivo en muchos de los expositores. Algunos de los Europeos, como Francia, Italia, Reino Unido, Austria, Alemania, etc., han tenido una escasa representación. Cierto también que USA, Italia o Francia no necesitan publicitarse con gran despliegue al ser destinos de turismo masivo, pero un poco más de representación hubiese sido necesario.
Lo que si se nota y bien es la afloración de la Política en Fitur. Y no es que no hubiese antes, sino que era más discreta y soterrada.
Desde la Inauguración misma, cuando esperábamos al Rey en el Stand de la Socia colaboradora de Fitur este año, La Republica Dominicana, el Protocolo de exteriores decidió empezar por Marruecos. Guiño infructuoso, que si bien enfadó al socio, que había anunciado a las 10,30 que saliéramos del Stand por la próxima llegada del Rey y la comitiva, cosa que nunca ocurrió, en el stand de Marruecos no había nadie relevante esperando, ni sirvió para nada, sino para el ninguneo y de la exhibición falta de la respeto y recochineo con la que nos tratan. Y encima la mayoría de los periodistas estábamos en donde el protocolo y la agenda de la Feria nos habían colocado. En el Pabellón 3, donde Republica.
Pero esa nimiedad, aparente, se ve obnubilada por el Blanqueo del totalitarismo que el Turismo ayuda a propiciar, con la ayuda de los que colaboran e invierten en esos países donde ni hay libertad ni el turismo significa progreso para sus ciudadanos sino para sus gobernantes y sus tiranías.
Los stands de Mexico, Cuba, Brasil, Nicaragua, Chile, China, Moscú, Irán, etc. hacen parecer que en esos idílicos paisajes todo es libertad y alegría. Y en parte tienen razón cuando alegan su extraordinaria seguridad y orden, sin huelgas ni protestas.
En Cuba se levanta el mausoleo monumental a Fidel, en cuya millonaria construcción han colaborado con contribuciones desmedidas empresas españolas. No creo que se deba llegar a tanto para proteger sus negocios, y mucho menos que se nos pida que de nuestros impuestos se den ayudas a los que inviertan en lugares donde no hay seguridad Jurídica pero prometen beneficios extraordinarios, basados en la falta de libertad de sus ciudadanos y en las escasas prestaciones sociales que disfrutan.
El Turismo es un arma para propiciar la Paz extraordinaria, ya que Turismo y Paz, es un binomio indisoluble, sin embargo no debe ser la Paz de los cementerios, sino la de la justicia social y económica, donde los ciudadanos, todos, participen en el desarrollo que el Turismo crea y produce, con el reparto de sus beneficios en todo el cuerpo social del país donde se realiza la actividad Turística.