El reciente corte masivo de suministro eléctrico en la península ibérica, conocido ya como el #Apagón2025, no solo colapsó la infraestructura energética, sino que también dejó al descubierto una realidad preocupante: la gran mayoría de las organizaciones no está preparada para garantizar la continuidad digital en escenarios de crisis. Durante más de seis horas, centros de datos sin respaldo efectivo, redes de comunicaciones paralizadas, sistemas críticos inaccesibles y endpoints expuestos al reinicio sin control, fueron la norma en miles de entornos corporativos, institucionales y operativos.
“Este apagón ha sido, en la práctica, un simulacro forzado que ha puesto en evidencia las carencias estructurales de muchas infraestructuras TI. Lo más alarmante es que la mayoría de las organizaciones no disponía de un plan de continuidad digital operativo. No había alertas, no había protocolos de contención, y en muchos casos ni siquiera se sabía qué estaba fallando”, advierte Ignasi Nogués, CGO de Faronics España.
Tecnología sin luz: más que un apagón, una crisis de visibilidad
El apagón dejó sin conexión a Internet y sistemas de gestión a miles de empresas. Pero el mayor riesgo no fue la falta de electricidad en sí, sino la ausencia de controles y monitorización activos que permitieran evaluar el impacto y actuar en consecuencia. En palabras de Nogués: “En un entorno híbrido, donde conviven infraestructuras locales y en la nube, la frontera entre una caída técnica y un ciberataque es cada vez más borrosa. Si este apagón se hubiera combinado con un ataque de ransomware o una denegación de servicio, estaríamos hablando de un escenario potencialmente catastrófico.”
¿Y si mañana vuelve a pasar?
Desde Faronics España advierten que este tipo de incidentes deben servir como llamada de atención urgente para revisar, auditar y reforzar las estrategias de continuidad operativa y ciberseguridad. Entre las recomendaciones prioritarias se incluyen:
- Auditoría de dependencias tecnológicas críticas.
- Implementación y testeo real de planes de continuidad digital.
- Visibilidad total sobre el estado de los endpoints.
- Segmentación de red y políticas de acceso restringido.
- Backups verificables y desconectados del entorno operativo.
- Formación continua del personal en gestión de crisis tecnológicas.
“La ciberresiliencia ya no es una opción ni un lujo. Es una condición básica de supervivencia operativa. Quienes no aprendan del #Apagón2025, están condenados a repetir sus consecuencias, posiblemente en un contexto aún más complejo”, concluye Ignasi Nogués.
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