La digitalización está transformando el modo en el que han operado los bancos tradicionalmente y, ahora, llega el cambio definitivo para este sector. Por ello, Veritran, líder a nivel global en desarrollo de soluciones Low-Code, apunta a que el Open Banking es el modelo de negocio que impulsará a las instituciones bancarias a adaptar sus procesos y estructuras internas para desarrollar nuevos productos y servicios que mejoren la experiencia bancaria del usuario. “Estamos frente a un cambio completo de paradigma, especialmente en lo que respecta al funcionamiento de la banca”, apunta Marcelo Fondacaro, CCO de Veritran, debido a que esta práctica posibilita que, con autorización previa, los bancos compartan de manera segura información de sus clientes tanto con otras entidades bancarias como terceros, con el objetivo de crear soluciones personalizadas de acuerdo con las necesidades de cada cliente. De esta manera los usuarios son los que pasan a tener el poder, al ser dueños de sus datos, en lugar de las entidades. A su vez, supone la colaboración entre instituciones y la creación de una nueva estructura financiera.
Cabe destacar que el método que hace posible una estructura abierta como el Open Banking se denomina Interfaz de Programación de Aplicaciones (APIs). Este mecanismo estandarizado permite que dos instituciones puedan intercambiar información. Por ello, las APIs son una pieza fundamental en la expansión y evolución del sistema financiero.
Esta apertura de información que trae consigo el Open Banking permite crear soluciones ad hoc que brinden al usuario mayor practicidad a través de formatos fáciles y asequibles, así como mejores opciones de refinanciación o la reducción de cargos en la cuenta corriente. Fondacaro destaca que “sin duda, se trata de una práctica beneficiosa tanto para las entidades como para sus clientes, ya que permite aumentar la competencia en el mercado bancario y así lograr una mejora del servicio y la creación de una experiencia óptima para los usuarios finales. Por tanto, es lógico que las instituciones financieras se sumerjan en esta nueva tendencia, que cada vez tiene un mayor calado a nivel mundial”.
Sin embargo, el Open Banking exige la existencia de un marco regulatorio, mediante el cual se indique cuáles son las entidades financieras autorizadas a solicitar acceso a la información bancaria de los usuarios o qué información financiera se puede compartir exactamente; así como una fuerte política de protección de sus datos. Actualmente, en el mundo hay países que tienen un marco oficial desarrollado mientras que otros están trabajando en ello. En este sentido, uno de los grandes impulsores del desarrollo del Open Banking ha sido Europa – con el Reino Unido a la cabeza - gracias a la Directiva Europea PSD2 (Payment Services Directive), que regula los servicios de pago y que ha supuesto una auténtica revolución en la relación del cliente con su entidad financiera y con sus hábitos de pago.
Si bien España está inmersa en pleno proceso de transformación bancaria hacia el Open Banking gracias a la aplicación de la PSD2, que entró en vigor en noviembre de 2018, todavía queda camino por recorrer para la aceptación total de esta práctica bancaria por parte de los consumidores.
Marcelo Fondacaro señala que “este cambio de modelo traerá muchas ventajas tanto para las instituciones financieras como para los usuarios finales. Por lo que estas entidades deberán trabajar en su adaptación, así como también en la confianza de las personas, que deben autorizar la posibilidad de que se compartan abiertamente sus datos y mantenerlos informados sobre los beneficios que les brindará”.
Este contexto implica la necesaria cooperación entre instituciones en beneficio del usuario. Los bancos continuarán ofreciendo sus servicios y cobrarán por ello, pero deberán generar alianzas con partners tecnológicos que dinamizarán, cambiarán y transformarán el modelo de negocio, para conseguir ofrecer una oferta más amplia y personalizada.
De esta manera, se plantea una revolución de la industria financiera por la disrupción del modelo tradicional de la banca, lo que conllevará un reto que deberá encararse con colaboración e innovación de cara a un futuro con mejores y más ágiles experiencias. Resultará así fundamental para las instituciones financieras contar con partners que puedan ofrecer soluciones de negocio que les permiten ofrecer experiencias de usuario superadoras, personalizadas y seguras.
Para Fondacaro “es importante entender que el Open Banking es solo el comienzo y que este movimiento seguirá evolucionando hacia el siguiente paso que es el Open Finance, incluyendo una gama más amplia de datos, más allá de los bancarios. Esto solo acaba de empezar”.