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ANÁLISIS MONEX EUROPE

La inflación en la eurozona no resuelve el puzle del BCE

La inflación en la eurozona no resuelve el puzle del BCE
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  • Los datos preliminares de junio no han seguido un patrón claro a lo largo de la economía de la eurozona

lunes 03 de julio de 2023, 13:25h

Los datos preliminares de la inflación de junio en la Eurozona, publicados hoy, han confirmado lo que los mercados anticipaban y, de alguna forma, lo que el BCE advertía en su última reunión: tan solo un primer indicio de desinflación en la lectura subyacente no es suficiente para determinar una relajación del ciclo de endurecimiento en la eurozona. Durante la reunión de junio, y a diferencia de su homólogo estadounidense, Jerome Powell, apenas 24 horas antes, Christine Lagarde consiguió que el tono en línea dura de su discurso sí fuese creído por los mercados, gracias a una clara orientación a futuro, apuntando a una subida más de 25 puntos básicos en julio.

Todo ello a pesar de un informe de inflación de mayo que mostraba, por primera vez, signos de desinflación en la lectura subyacente, incluyendo en los servicios básicos, principal preocupación del BCE en la actualidad. Con un “no hemos llegado a nuestro destino, queda camino por recorrer”, Lagarde defendió la necesidad de la Junta de Gobierno de permanecer dependientes de los datos y no anticipar el fin del ciclo de subidas. Tras la reunión, la apuesta de los mercados iría incluso más allá, comenzando a descontar un tipo de depósito terminal del 4%, lo que supondría una subida adicional de 25 puntos básicos en la reunión de septiembre, apenas unas semanas después de que las perspectivas de tal escenario se vieran frustradas por el informe de inflación de mayo.

Desde entonces, las expectativas de un tipo terminal más alto han estado sometidas a una presión constante, especialmente por el debilitamiento de los datos de actividad de los servicios. Con pruebas suficientes de que no existe consenso en el seno del BCE sobre los pasos a dar a partir de julio, la atención de los observadores del euro se ha centrado en buscar nuevas pistas que puedan inclinar la balanza a un lado o a otro. En la última semana, la publicación de los PMI preliminares de junio evidenciaron una situación económica más débil de lo esperado en la eurozona, especialmente en Francia, donde ninguna de sus tres lecturas resultó por encima del umbral de 50, lo que restó fuerza a la retórica de un BCE preparado para un endurecimiento incluso mayor del expresado directamente por la Presidenta Lagarde. Tras esto, la celebración del Foro del BCE sobre Banca Central en Sintra no consiguió ningún avance significativo en las expectativas de los mercados. Por lo que esperábamos que las publicaciones de inflación de esta semana pusiesen la nota diferenciadora.

Los datos preliminares de junio no han seguido un patrón claro a lo largo de la economía de la eurozona. Primero, los datos de España, aunque arrojaron una lectura general por debajo del objetivo de medio plazo del BCE, del 1.9% interanual, y una lectura subyacente que se ha desacelerado por segundo mes consecutivo, hasta el 5.9%, lo habría hecho lejos de lo esperado. Más tarde, Alemania mostraría que, efectivamente, las previsiones eran menos optimistas, anticipando un repunte de la inflación general, que volvió a situarse ligeramente por encima de las expectativas, en el 6,4% interanual. Esta mañana, el optimismo volvería con la lectura de Francia, donde el dato preliminar de junio resultaría en línea con las expectativas en la lectura intermensual, con un crecimiento del 0.2%, mientras que la interanual ha sido una décima más baja de lo esperado, arrojando un 4.5% en junio, frente al 5.1% en mayo.

Fue entonces el turno de la eurozona., A continuación, le tocó el turno a la zona euro, donde los datos se situaron en apenas una décima porcentual, tanto en la medida general como en la subyacente. Con una tasa interanual del 5,5% y el 5,4%, los datos apuntan en la dirección de las últimas previsiones del BCE para finales de 2023.

Aunque esto anima a pedir una segunda subida al 4%, si tenemos en cuenta que los principales indicadores de la inflación subyacente apuntan a una reanudación de la desinflación y que los subíndices de empleo de las encuestas sugieren que la demanda de mano de obra probablemente ha tocado techo, creemos que esto acabará provocando que la balanza de riesgos se incline hacia un tipo terminal del 3,75% en el tercer trimestre, y que cualquier decisión de llevar los tipos al 4% probablemente prevalecerá en el cuarto trimestre, si es que llega a producirse.

A pesar de la importancia de los datos de hoy, la reacción del mercado ha sido limitada. En los mercados de divisas, esta publicación ha pasado totalmente desapercibida, mientras que en los mercados de OIS, la previsión de una subida adicional de 25 puntos básicos en septiembre se mantiene en niveles similares a los vistos antes de la publicación. Esto se debe, quizá, a que no ha logrado sorprender, tras la sucesión de las lecturas nacionales, o quizá a que los datos no han resultado suficientemente determinantes, para bien o para mal, para provocar una adaptación del discurso del BCE. En cualquier caso, la postura del Banco sigue siendo la dependencia de los datos, por lo menos a partir de julio. Por tanto, los mercados seguirán vigilando de cerca cualquier indicio de que la política del BCE no es todavía suficientemente restrictiva.

IPC a/a junio: 5.5% (esperado: 5.6%, mayo: 6.1%)

IPC subyacente a/a junio: 5.4% (esperado: 5.5%, mayo: 5.3%)

IPC m/m junio: 0.3% (esperado: 0.3%, mayo: 0.3%)

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