Efectivamente, como publica OKDiario, el ejecutivo designado por BBVA para tutelar la OPA sobre el Banco Sabadell, Jordi García Bosch, y que ha liderado las operaciones estos últimos meses hasta el fracaso de la operación, fue el enlace entre los principales acusados de la llamada Operación Nelson (la trama en la que participaron el propio banco, el ex comisario Villarejo y la llamada «policía patriótica») contra el entorno de Luis Pineda, presidente de Ausbanc.
Existe además una providencia dictada or el magistrado Antonio Piña, titular del Juzgado Central de Instrucción nº 6 de la Audiencia Nacional, que denegaba la petición de BBVA de ocultar los correos electrónicos que vinculan a García Bosch con esos hechos. Durante los últimos meses, García Bosch ha actuado como responsable de la operación de compra de Sabadell, un proceso sensible en el que el banco trataba de proyectar una imagen de prudencia y transparencia ante el mercado. Sin embargo, el documento judicial incorpora nuevos elementos que sitúan al mismo directivo en el corazón de una de las tramas más oscuras de la banca española, en la que se planificó la destrucción de Ausbanc y la detención ilegal de su presidente tras ganar a BBVA el juicio que anuló las cláusulas suelo de las hipotecas.
La providencia del juez Piña (a la que ha tenido acceso este medio) rechaza el intento del banco de «expurgar» la página 133 del informe pericial de Julián Soto Sepúlveda. En ella figura un correo electrónico clave enviado por Eduardo Arbizú, entonces jefe de los servicios jurídicos de BBVA, a Jordi García Bosch, fechado el 28 de septiembre de 2017 a las 22:30 horas. Eso le sitúa en medio de las distintas comunicaciones.
El magistrado considera que ese mensaje «guarda relación indiciaria con los presentes hechos» y que su contenido «justifica el llamamiento de otras personas como testigos», por lo que ordena mantenerlo íntegro en la causa. Por esa razón, el propio Bosch, que ha pilotado la fracasada operación sobre Sabadell, queda inmerso en el proceso judicial.
Según el resumen incluido en el propio informe, el correo enviado por Arbizú «indica los asuntos que se deben hablar con el presidente del BBVA, destacando que, con relación a Ausbanc, se está celebrando el juicio en la Audiencia Nacional y el señor Eduardo Ortega está hablando con el juez». Esta referencia directa al diálogo entre el banco y un magistrado en pleno proceso judicial sobre Ausbanc sustenta para los expertos las sospechas de manipulación judicial y cohecho que pesan sobre los antiguos responsables de la entidad.
El mercado en los últimos días parecía apuntar más bien a que BBVA lograría comprar entre el 30 y el 50% del accionariado del Sabadell. Finalmente, no ha alcanzado ni la parte baja de la horquilla con lo que todos los escenarios que habían planteado los analistas han quedado en nada. Si hubieran logrado entre esos porcentajes, el banco vasco podría haber abierto el escenario de una segunda opa en efectivo para intentar hacerse con el control total de la entidad catalana, pero al no alcanzar el 30%, la oferta queda sin efecto alguno.
Con este rechazo de los accionistas a la opa de BBVA, el Banco Sabadell podrá continuar con su hoja de ruta en solitario, pero con un tamaño más pequeño ya que en medio de la operación acordaron la venta de su filial británica TSB a Banco Santander por más de 3.000 millones; dinero que usaron para tentar a sus accionistas con un macrodividendo para el caso de que lograran repeler al banco vasco.
Pese a todo, aunque el banco catalán lleva meses repitiendo que su intención es mantener el rumbo en solitario, lo cierto es que en el mercado han surgido grandes rumores sobre alguna otra operación, esta vez amistosa, que sí podría intentar el Sabadell. Se les ha vinculado con Abanca, Unicaja, Ibercaja... prácticamente con toda la banca mediana, e incluso hubo acercamientos en plena opa, pero nada de ello ha llegado a puerto, de momento. De ahí que la consideración de un futuro en solitario para el Sabadell, como han defendido sus ejecutivos, genere dudas desde el principio.
BBVA, por su parte, ha emitido ya un comunicado en el que apunta ya hacia el «futuro». «Como parte del plan estratégico, BBVA retoma de manera inmediata su plan de retribución al accionista: el 31 de octubre iniciará la recompra de acciones pendiente de cerca de 1.000 millones de euros; el 7 de noviembre pagará el mayor dividendo a cuenta de su historia (0,32 euros por acción), por un total de aproximadamente 1.800 millones de euros; y, en cuanto reciba la aprobación del Banco Central Europeo (BCE), pondrá en marcha una significativa recompra de acciones adicional», han informado.
Así las cosas, la entidad prevé disponer de 36.000 millones de euros para distribuir entre sus accionistas hasta 2028, tal como ya habían anunciado en su momento. A corto plazo, BBVA contará con aproximadamente 13.000 millones de euros disponibles para distribuir entre sus accionistas. «En el marco de nuestros objetivos financieros y una vez superadas las restricciones derivadas de la operación, aceleramos nuestro plan de retribución al accionista», ha destacado el consejero delegado de BBVA, Onur Genç.
Por su parte, la primera reacción del presidente de BBVA, Carlos Torres, no apunta en ningún caso hacia la dimisión pese a haber sido el principal valedor de esta operación. La realidad es que, preguntado en multitud de ocasiones sobre qué haría en caso de fracaso, siempre ha sostenido que su puesto no estaría en entredicho. «Quiero agradecer a los accionistas de Banco Sabadell que han mostrado su apoyo al proyecto de unión, a los accionistas de BBVA por su respaldo constante y a nuestro equipo por el gran trabajo realizado a lo largo de todo el proceso», ha señalado Carlos Torres. Y ha añadido: «En BBVA, miramos al futuro con confianza y entusiasmo. Contamos con un banco en su mejor momento, un equipo comprometido y una hoja de ruta clara para seguir creciendo y creando valor para nuestros accionistas, clientes y la sociedad».
El mismo documento judicial identifica a García Bosch como remitente o receptor de comunicaciones internas entre los máximos responsables del banco durante los años en que se gestó la Operación Nelson. En aquellos correos, el ejecutivo actuaba como intermediario entre Arbizú, el ex presidente Francisco González y otros directivos, trasladando información sensible sobre las actuaciones judiciales y los contactos mantenidos con el comisario Villarejo.
La trama, conocida internamente como Proyecto Cenyt, fue contratada por BBVA para frenar las acciones judiciales y mediáticas de Ausbanc después de que la asociación de usuarios lograra una sentencia histórica que obligó al banco a devolver cientos de millones de euros a sus clientes. Lo que comenzó como una estrategia de «gestión reputacional» terminó derivando en una operación de espionaje y manipulación en la que participaron agentes policiales, periodistas y altos cargos bancarios.
El nombre de Jordi García Bosch vuelve ahora a la primera línea, pero no por su papel en aquella trama, sino como tutor de la fallida OPA de BBVA sobre Sabadell, uno de los movimientos empresariales más relevantes del sector financiero español. El contraste entre ambas facetas (el ejecutor de las órdenes de Arbizú y González en 2017 y el encargado de velar por la transparencia en 2025) resulta inevitable.
El auto de la Audiencia Nacional supone un duro revés para BBVA, que lleva años intentando impedir que se difundan los correos internos relacionados con el caso Villarejo. Al denegar el «expurgo», el juez Piña abre la puerta a nuevas citaciones y mantiene vivos los delitos de cohecho, falsedad documental, administración desleal y pertenencia a grupo criminal que pesan sobre la entidad.
La resolución se suma a una larga cadena de decisiones judiciales que han ido estrechando el cerco sobre el banco y sus antiguos responsables. Pero esta vez, el golpe afecta de lleno a un ejecutivo en activo, situado en el núcleo operativo de la OPA sobre el Sabadell, cuya actuación pasada vuelve a poner bajo sospecha la ética interna del BBVA.