Hace unos días, el director del periódico estatal chino The Global, Xu Hijin, dijo que “varios altos cargos están discutiendo la posibilidad de deshacerse de los bonos estadounidenses y están buscando una vía para hacerlo de una forma específica”. De hecho, el pasado mes de marzo, China se deshizo de bonos por un valor de 20.000 millones de dólares. La mayor operación de venta de los últimos dos años. Además, en los últimos meses, los chinos han reorientado parte de sus inversiones hacia otros activos y han huido del dólar. Por ejemplo, este año, por primera vez, han vuelto a comprar oro en el mercado para diversificar sus activos. Son señales, más que una declaración de intenciones... ¿pero puede China realmente amenazar a EE.UU. con una venta masiva de bonos como represalia? En realidad, las cuentas no salen. Como dicen los analistas de Société Generale, “para los chinos es un último recurso, una táctica de tierra quemada poco efectiva”. ¿Por qué?
“Si los chinos decidieran vender sus bonos, ¿quién los compraría? Con toda probabilidad, la Reserva Federal. Que no haría otra cosa que imprimir billetes y esto causaría un revuelo en los tipos de cambios”, señala el economista e inversor Luis Torras, que acaba de volver del país asiático tras reunirse con altos cargos chinos.
En resumen, vender bonos causaría una caída del dólar. Esto encarecería para los consumidores estadounidenses los productos de China (que vendería menos), pero también desajustaría el renminbi. No hay que olvidar que los chinos han usado estas ingentes inversiones en dólares para mantener débil al yuan. Una herramienta que le ha permitido de hacer menos costosas su ventas al exterior y, sobre todo, dar trabajo a su población. Y es difícil que los chinos renuncien a esto.
China es el país que más reservas en divisa extranjera acumula: la friolera de 3,1 billones de dólares. El problema es que dos tercios de ella están denominadas en dólares. Si el billete verde se deprecia, el valor de estas reservas se debilita. Si China comienza a venderlos, con el objetivo de presionar a Washington, también acaba haciéndose daño ella misma, porque el valor del resto de bonos en su cartera acabaría descendiendo. Su riqueza disminuiría.