Cuando el Exmo. Presidente de Gobierno venía a hablar de coyunturas económicas y crisis para tildar a las compañías eléctricas de fachas y enemigas del pueblo, el Señor de la pancarta le viene a reprochar un tema toral (y moral), mucho más importante que la coyuntura económica, como es la destrucción de la democracia española ante la victoria política del consorcio totalitario ETA/PNV. Un gran paso es darse cuenta de que más allá de impuestos, inflaciones y ayudas sectoriales, nuestro futuro como ciudadanos se basa en recuperar el Estado de Derecho y los derechos civiles iguales para todos los españoles…unidos. Pero hay más, el pancartista se manifiesta en Sevilla, en la otra punta de las Vascongadas, demostrando que es plenamente consciente que el secesionismo, vasco en este caso, pero extensible al catalán, para nada es un problema regional, sino un cáncer para toda España, para todos los españoles, para el porvenir de todos nuestros descendientes de Finisterre a Melilla. Gran lucidez ¿Se estará generalizando? ¿Saldremos los españoles a ayudar a nuestros hermanos sometidos a la opresión y amedrentamiento totalitario impunes en algunas regiones españolas? Nos necesitan tanto como les necesitamos. Más aún. La pancarta denota que el portador es demócrata y sólo aspira a una solución democrática. No apela a fantasmagóricos golpes ni soluciones ilegales, apela al voto, recordando que los interesados en la destrucción de España son los que ganan votando al SPS, (SanchoPodemismoSeparatista) y que quién quiera defender nuestro futuro común de unidos, libres, iguales y solidarios no se puede permitir ayudarles con su voto. Una salida democrática doble: usar pacíficamente la libertad de expresión en la calle para concienciar, y votar. No hay otra. Por cierto, este 18 de septiembre, aunque sólo sea de manera concreta y puntual (reclamando una defensa posible de nuestro idioma común, el español, y de los derechos de la infancia a la mejor educación) tendremos ocasión de medir de nuevo la sensibilidad, solidaridad y lucidez de los españoles para salir a la calle. Yo no me quedaré en casa.
¿Será esta pancarta una muestra de que una masa crítica de españoles está dispuesta a reaccionar activa y democráticamente para volver a nuestros fundamentos institucionales y democráticos? ¿O será un hecho aislado? Calla corazón, que me pierdes…
Coda a modo estrambótico: Basta una sola chispa para incendiar toda la pradera (Mao Ze Dong)