China es el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo. Y lo que es peor, sus emisiones han crecido rápidamente. BP estima que la economía china liberó 9.800 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera en 2019. Pero en un anuncio sorpresa en septiembre de 2020, el presidente Xi Jinping comunicó sus planes de convertir la economía china en neutra en carbono para 2060. Pasar de 9.800 millones de toneladas a cero en menos de 40 años es, como mínimo, ambicioso. Dada la envergadura de la tarea y el plazo de tiempo, la pregunta clave es: ¿los chinos van en serio o es sólo una pose? Creemos que los chinos van en serio, ya que les interesa. He aquí tres razones:
- En primer lugar, se prevé que el calentamiento global con una temperatura de 2 °C traerá consigo graves problemas de inundaciones en las ciudades costeras bajas de Asia de aquí a 2050. Esto es el resultado tanto del aumento del nivel del mar como de la mayor intensidad de los ciclones tropicales que empujan las mareas de tormenta hacia el interior. Esto podría afectar a grandes ciudades como Guangzhou y Shenzhen, ambas situadas en el delta del río Perla, así como a Shangai y sus alrededores. Esto se ha hecho más evidente a medida que las recientes actualizaciones de los modelos climáticos y de cartografía costera han cambiado el panorama. Esto, por sí solo, podría haber sido lo suficientemente importante como para inclinar la decisión, aunque otros beneficios la respaldarían.
- En segundo lugar, el cambio climático es también una cuestión de seguridad nacional para China. El país tiene suficientes recursos naturales para alimentar su economía, a los que podría añadir la energía nuclear y la producción de hidrógeno. Atrás quedarían los días de depender de sus vecinos, oleoductos y barcos.
- En tercer lugar, también inyectaría a la economía china los billones de dólares de inversión que probablemente requerirá este esfuerzo. Esto proporcionaría un estímulo mientras la economía se ajusta a una perspectiva de exportación difícil, y respaldaría una industria en la que la escala ya ha demostrado ventajas competitivas en los paneles solares. A medio plazo, China podría aprovechar su amplia base nacional para ser altamente competitiva en una serie de infraestructuras de energía renovable y almacenamiento.
En el proceso, los chinos generarán un enorme beneficio para el resto de nosotros en todo el planeta.
Es un recordatorio del poder que hay detrás del simple adagio de que es más fácil cambiar algo una vez que se puede medir. Los datos ASG deberían ser más coherentes a medida que converjan las opiniones de los reguladores, los académicos, las ONG y la industria. Prevemos que 2021 será un año decisivo en términos de disponibilidad y coherencia de los datos. Y esto impulsará el cambio en el mundo real.